- El presidente Obama con el jefe de su equipo de trabajo McDonough
Ese cambio no ayudará a esclarecer el comportamiento de Washington en materia de relaciones internacionales. Las relaciones de la administración Obama con su socio israelí están atravesando una grave crisis de confianza en momentos en que Washington se prepara para la conclusión de un acuerdo con la República Islámica de Irán. Existe además una grave división en el seno de la administración Obama sobre los principales temas del momento: la crisis con la Federación Rusa resultante de la cuestión ucraniana, la guerra contra el Emirato Islámico (o Daesh) y la manera de abordar la posible epidemia de ébola en el mundo occidental.
Durante la formación de su segunda administración, Barack Obama excluyó a todos aquellos que –aunque defendían públicamente su política– en realidad la saboteaban con sus actos. Y sustituyó a aquellos rivales por individuos fieles, que obedecieron sus orientaciones dando muestras de lealtad pero que al parecer carecen de imaginación y creatividad.
En todo caso, el resultado es que hasta este momento, y contrariamente a sus obligaciones, la Casa Blanca todavía no ha redactado y dado a conocer su doctrina de seguridad nacional, doctrina que debería haber presentado al Congreso en el pasado mes de mayo.
A la hora de tomar sus decisiones, el presidente parece apoyarse en un equipo cada vez más restringido: su consejera en materia de seguridad nacional Susan Rice y el jefe de su equipo de trabajo cuando se trata de cuestiones diplomáticas y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, en lo tocante a los temas militares. Aunque mantiene una relación de confianza con sus secretarios de Estado y de Defensa, John Kerry y Chuck Hagel, el presidente Obama parece verlos sólo como simples ejecutores.
Los principios de la Casa Blanca
Este reducido equipo actúa siguiendo varios principios.
En segundo lugar, los miembros del actual equipo presidencial consideran que no hay que desplegar los grandes medios para resolver detalles. Por ejemplo, en materia de contraterrorismo lo que hay que hacer es concentrarse en evitar acciones masivas en vez de perder tiempo en la búsqueda de hipotéticos «lobos solitarios».
Y, finalmente, aunque este equipo persiste en mantener el respaldo estadounidense a la colonia judía de Palestina, ya no considera confiable a la administración israelí y prefiere tratar directamente con sus Fuerzas de Defensa [1] .
Las posiciones de la Casa Blanca
En cuanto a los temas “calientes”, esos principios llevan la Casa Blanca a priorizar las siguientes posiciones:
Luego de 3 años de guerra, la Coalición Nacional Siria sólo cuenta con el apoyo de una reducidísima minoría de sirios. Así que no está en condiciones de gobernar y tarde o temprano habrá que restablecer relaciones normales con el presidente sirio Bachar al-Assad. La prioridad, en este momento, es crear un entorno regional que obligue a Siria e Irak a no perturbar el Orden Mundial cuando cesen las hostilidades. Por lo tanto hay que destruir las instalaciones chinas en Irak –Pekín se había convertido en el cliente más importante del petróleo iraquí– y garantizar que el Ejército Árabe Sirio se mantenga por lo menos durante una década tan ocupado con los problemas internos que no pueda estar en condiciones de enfrentarse a Israel. Y también habrá que buscar la manera de conservar el control sobre los yihadistas, que parecen demasiado envalentonados con la victoria que se les regaló en bandeja de plata.
Para terminar, el ébola no representa de ninguna manera una amenaza para Occidente. No pasa de ser un pretexto para justificar el despliegue de las tropas del AfriCom [2] en África occidental. Pero ahora habrá que hacer frente a la histeria que se ha apoderado del público estadounidense. El Centro para el Control de Enfermedades (CDC) basado en Atlanta (Georgia) ha demostrado su ineficacia y tendrá que sufrir las consecuencias.
El problema es que esas posiciones son simples reacciones antes los acontecimientos en vez de anticiparse a ellos. Permiten manejar la situación pero no constituyen una política. Así que el presidente Obama está en busca de nuevos colaboradores que le propongan nuevas formas de ver el mundo.
La Casa Blanca y el Estado Profundo
Queda por ver si cuando la Casa Blanca llegue a trazar una estrategia podrá insertarla o no en el margen de maniobra que le deja la estructura del Estado Profundo. Por el momento, el presidente Obama ha tenido que echarse atrás en los dos objetivos que se había trazado durante su campaña electoral: la tortura y el tema nuclear.
Lo más importante es que Barack Obama se ha visto obligado a reactivar la carrera armamentista, a pesar de que había prometido a sus electores un mundo sin armas atómicas. Pero el Estado Profundo no está dispuesto a renunciar a la superioridad que ya tenía. Y el Premio Nobel de la Paz ha decido modernizar el arsenal nuclear de Estados Unidos. " title="¿Cómo será la política de Estados Unidos después de la elección parlamentaria de medio término?" /><:ver_imprimer:>">"><:ver_imprimer:>" title="¿Cómo será la política de Estados Unidos después de la elección parlamentaria de medio término?" /><:ver_imprimer:>" width="15px" class="" height="15px" /> " title="¿Cómo será la política de Estados Unidos después de la elección parlamentaria de medio término?" /><:recommander:recommander:>">"><:recommander:recommander:>" title="¿Cómo será la política de Estados Unidos después de la elección parlamentaria de medio término?" /><:recommander:recommander:>" width="15px" class="" height="15px" />
[1] Un colaboradorador de Obama calificó hace poco a Benyamin Netanyahu de «gallina», cf. “The Crisis in U.S.-Israel Relations Is Officially Here”, por Jeffrey Goldberg, The Atlantico, 28 de octubre de 2014.
[2] El AfriCom, creado en 2007, es el Mando de las tropas de Estados Unidos en África. Nota de la Red Voltaire.