Revista Cultura y Ocio

Como si hubiera escalado el Everest en shorts

Publicado el 21 agosto 2014 por Blog De Golcar Golcar Rojas @golcar1

Como si hubiera escalado el Everest en shorts

cedula

En busca de la ciudadanía robada 2

Con el gentilicio magullado y el orgullo patrio desvanecido luego del baño de realidad e ineficiencia burocrática y del fracaso del día anterior al intentar obtener mi cédula de identidad, robada a punta de revólver en diciembre, volví a levantarme antes del amanecer para con obstinada persistencia acometer nuevamente la empresa. Esta vez, en un pueblo cercano a Maracaibo.

El nuevo madrugonazo surtió efecto. Una hora de viaje y ya tengo el comprobante. (Sí, retrocedimos más 30 años, a la época cuando saqué mi primera cédula y daban primero un papelito verde que certificaba que el trámite estaba en proceso).

Llegamos un poco antes de las siete de la mañana y ya habia unas 50 personas en cola. Esperamos un rato allí en la acera a que llegaran los funcionarios del Saime. Afortunadamente hacía brisa y el calor no era agobiante, más bien estaba fresco.

Al ubicarnos de últimos en la fila, donde nos correspondía, un señor canoso con un gran termo de café, luego de que declináramos su oferta de vendernos un cafecito, nos contó:

-Ayer no había casi gente. Es que esto es una jornada especial de dos semanas. Aquí sacan cédula normalmente solo los lunes y es un berenjenal. A las dos de la mañana ya hay como 200 personas y atienden nada más a 100. Allí -señala al llamado “Mercado Guajiro”, un espacio en frente a donde nos encontramos y donde montan chiringuitos de buhoneros de venta de ropa- cuelgan los chinchorros y duermen hasta que abren las oficinas.

“Sin duda, pienso, estamos de suerte”. El cafecero prosigue:

-Si van a sacar cédula por primera vez, tienen que traer la partida de nacimiento original vigente. Si es renovación deben tener copia y original de la cédula vencida. Si es por robo, o extravío, hay que traer una denuncia puesta en la prefectura o la policía. Si el número de cédula pasa los 22 millones, también es necesario que traigan la partida de nacimiento original…

Extrañado ante este requisito, lo interrumpí y le consulté a qué se debía que los portadores de cédulas de identidad con números superiores a los 22 millones debían presentar la partida de nacimiento.

-Es que de los 22, 23, 24 y más millones, hay muchas cédulas escaneadas -falsas quiere decir-. Gente a la que le dieron cédula sin que presentarán la partida de nacimiento y que ni siquiera la tienen. Ahora están en revisión todas esas cédulas…

Es, sin duda, el resultado de aquellas cedulaciones express que se hicieron cada vez que se avecinaba un proceso electoral y que abultaron vertiginosamente el Registro Electoral Permanente de una manera asombrosa que en múltiples oportunidades fue denunciado por los partidos de oposición y organizaciones no gubernamentales veedores y garantes de la transparencia en las elecciones. Pocos años después, una vez más, la realidad les da la razón a quienes fueron, además de desoídos, desprestigiados por sus denuncias.

Poco después de las ocho de la mañana comenzaron a verificar que los usuarios llevasen los requisitos exigidos en orden y a pasar a tomar asiento en orden numérico en unas sillas rojas de plástico identificadas con las siglas del Partido Socialista Unido de Venezuela, Psuv, en el respaldar. Por suerte, el espacio era techado.

Como ya el día anterior, luego del fracaso en Zumaque y del paseo por el Saime de La Rita y por el aeropuerto, nos habían advertido de que la denuncia del robo en el cual se llevaron nuestras cédulas debía ser original, la tarde anterior nos acercamos con las fotocopias de la misma hasta la sede de la policía municipal para que nos hicieran el favor de ponerle un sello húmedo que certificase el documento como original. No hubo mayor problema, nos pusieron el sello solicitado mientras un señor con su hija nos contaba que acababan de abrirles el carro en la Vereda del Lago, donde habian ido a hacer ejercicios y los habian dejado sin documentos. Hasta la licencia de conducir que le habían entregado el día anterior a la chica por primera vez, se llevaron los choros. Nada que no forme parte de nuestra cotidianidad.

En efecto, el sello húmedo funcionó y accedimos al recinto. Al pasar por ese primer filtro de los requisitos, muchas personas fueron rebotadas, por lo cual a nosotros nos tocaron los números 28, 29 y 30. Tomamos asiento en las sillas plásticas. Pasaron los que estaban en la fila de la tercera edad. Todo tranquilo y muy organizado. Los funcionarios todos muy amables.

Empezaron a llamar por numero y, pasadas las nueve y media de la mañana, entramos a una oficina con aire acondicionado sorteando con éxito el segundo filtro de revisión de documentos.

La espera duró lo que tardó una hermosa chica morena en contarnos su calvario de varios intentos por diferentes oficinas del Saime para obtener su cédula. Esta era como la cuarta o quinta vez que trataba y, parecía que, por fin, lo conseguiría.

-El otro día me fui a Zumaque. Llegué a las dos de la mañana y ya había un montón de gente esperando. Allí dormí en unos cartones en la calle. Cuando me percaté de que los que estaban al lado mío le estaban comprando unos números a un hombre, decidí comprar yo también para asegurarme de tener un puesto que me permitiera entrar. 150 bolívares le pagué. Cuando empezaron a pasar y faltaban tres números para el mío, anunciaron que se había acabado el material. Perdí la madrugada, el viaje y mi plata.

“#VayaPalaMierda”, pensé y entonces me llamaron para continuar con mi trámite. Me senté frente al funionario. En la captahuellas me hacieron poner todos mis dedos en la pantalla, me tomaron datos y foto y pasé a la siguiente etapa.

-Esta denuncia es vieja -dijo el funcionario. Le puse cara angélica y le expliqué:

-Si. Nos robaron en diciembre en la casa y no ha sido posible sacar la cédula desde entonces. Cuando no es que no hay material, es que se acaba de terminar.

El chico se levantó con mis papeles en la mano, consultó con un superior y regresó. Imprimió el comprobante y me lo dio:

-El lunes a las dos de la tarde, con este papel, puede retirar su cédula.

Le di las gracias. Me despedí de todos y salí. A pocos metros del Saime, nos desayunamos unas deliciosas empanadas de maíz pilao rellenas de carne mechada y otras de papá con queso, acompañadas con una Coca-Cola que era lo único que el simpático señor de la comidería tenía para beber.

El hombre además de amable estaba tan contento porque le había llegado el agua por varios días seguidos que cuando le pedí prestado el baño me dijo:

-¡Cómo no! Pero para acá no se lo puedo traer. Pase, es en esa puerta. Si quiere se puede hasta bañar porque tengo agua recogida.

Así es la gente sencilla, es feliz con poco y transmiten su felicidad sin mezquindad.

Una hora más de viaje para regresar a Maracaibo. Dos mañanas productivas de mi negocio destinadas a obtener un documento que la Constitución dice que es un derecho. Horas hombre de trabajo que se pierden en un trámite que no debería tardar más de media hora. No importa. Ha sido mi pequeño triunfo. Una vez más me he impuesto sobre el deterioro al que nos tienen sometidos y me siento como si hubiera conquistado el Everest en shorts y franelilla. La próxima semana, con seguridad, merendaré con esas ricas empanadas, ya con mi cédula laminada en el bolsillo.

Golcar Rojas

Posted in Cédula, Ciudadanía, Colas, Corrupción, Cotidianidad, delincuencia, Maracaibo, Misión Identidad, Política, Saime, Socialismo en Venezuela, Uncategorized, Venezuela, Zulia and tagged cédula de identidad, Ciudadanía, colas, Crónica, Misión Identidad, Partido Socialista Unido de Venezuela, Saime, Zumaque

Single Post Navigation


Volver a la Portada de Logo Paperblog