Las buenas ideas pueden morir en el intento. Muchas se quedan en el escritorio o alguien que le gusta la ejecución y el pragmatismo las echa a rodar y las inserta en el mundo de la producción y los negocios exitosos.
Pero otras ilusiones, quizás con alto grado de viabilidad, mueren en el intento. Las postra la ausencia de innovación, la ausencia de un plan de negocios, el vacío del análisis de mercado, la improvisación en la elección del recurso humano, la informalidad en los procedimientos, las trabas financieras y, por qué no, los obstáculos institucionales.
Las cortapisas no han cambiado mucho en el último lustro, aunque los avances tecnológicos están al alcance de los emprendimientos. No se usan lo suficiente o se acude a las herramientas de forma artesanal, sin la lógica que ellas requieren.
La frustración, entonces, avanza más rápido que la intensión emprendedora. Según el Reporte anual más reciente del Doing Business del Banco Mundial, Colombia, después de Chile, es el país de América Latina más amigable para los negocios, ocupando el puesto 34 en el ranking global.
Sin embargo, muchos emprendimientos no superan el umbral mínimo. El estudio más reciente realizado por la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), encontró que, pasado el primer año después de la creación, solo sobrevive el 55% de las firmas constituidas. Llegan al segundo año el 41% y solo alcanzan el oxígeno de subsistencia el 31%. Al cuarto año sólo queda el 23%.
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El poder de la innovación
Un informe complementario del Banco Mundial sobre el emprendimiento en América Latina es contundente: la suerte de las empresas se ve entorpecida por la falta de innovación. Aunque existen programas de apoyo y acompañamiento por parte de las universidades, las cámaras de comercio, las redes de emprendimiento, el sector privado, y los gobiernos -nacional, local y regional-, hay muchos factores que echan al traste los buenos propósitos.
Un estudio reciente de la Fundación Bavaria, Failure Institute, el Grupo Sura y Universidad del Rosario indica que el fomento al emprendimiento es fundamental para promover la creación de nuevos negocios, pues genera empleo, desarrollo, crecimiento económico y ventajas competitivas, especialmente en las economías emergentes.
Sin embargo, -señala el estudio-, el “valle de la muerte” generalmente se presenta por la falta de innovación y la escasez de recursos financieros en momentos en que se requiere impulsar el negocio.
El reto de la cultura organizacional
Un estudio realizado hace unos años por The Economist Intellignce Unit sobre las pymes en América Latina arrojó resultados que aún permanecen vigentes y que deberían ser transformados con el fin de evitar aquella vieja idea de “morir en el intento”: para facilitar la innovación es necesario cambiar la cultura organizacional.
Los procesos de selección, en el caso de las pequeñas y medianas empresas, que en Colombia son 99% del total de las compañías, se hace a dedo, sin procesos de selección, sin tener claro los roles y sin identificar con precisión las competencias, destrezas y habilidades.
Los emprendedores, en muchas ocasiones, contratan personal por afinidad o grado de familiaridad y no por competencias laborales, como sucede en las empresas de alto desempeño.
The Economist Intellignce Unit señala que persisten los altos niveles de informalidad, improvisación y falta de sistematización.
Más equipo que grupo
Un estudio de 2008 sobre las pymes de la región, propone tres acciones para superar los retos organizacionales:
- Las pymes de la región deben desarrollar estructuras de negocios y de gestión, modernas, ágiles y transparentes.
- Dentro de las sucursales, lo importante es cómo transferir las mejores prácticas operacionales.
- Un paso importante, tanto para las pymes como para la gran empresa, será hacer una transición de una jerarquía centrada en el presidente a una estructura corporativa moderna.
Adicionalmente, de acuerdo con diversos estudios, es urgente hacer el tránsito de un sistema de trabajo en grupo a trabajo en equipo, pues en este último se comparten los resultados, tanto los buenos, como los regulares y los funestos.
Consejos para tener en cuenta
Diversos estudios sobre el emprendimiento, entre ellos los realizados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Fomin, Cámaras de Comercio y redes de emprendimiento coinciden en siete aspectos, aunque no todos ubicados en la misma jerarquía sobre aspectos que deben tener en cuenta los emprendedores.
- El emprendimiento es una convicción, no una opción para salir del paso o un capricho.
- Antes de iniciar cualquier proyecto productivo o de servicios, es imperativo hacer un plan de negocios, que incluya también una estrategia de mercadeo.
- Hay que analizar los entornos sociales, políticos y económicos, pues estos son determinantes en las posibilidades de éxito.
- Si se va a asociar, deje claro, por escrito, las condiciones y responsabilidades de cada parte. En los negocios, no es suficiente la amistad.
- Contrate los colaboradores que son, con el conocimiento, las habilidades y las destrezas requeridas. Busque gente comprometida y leal. Si se equivoca, puede darle una oportunidad, pero si no mejora, despídalo. Su emprendimiento no es una beneficencia.
- Asesórese. Hay muchas entidades en el sector público y privado, que cumplen esta labor y realizan procesos de acompañamiento.
- No olvide: hay que innovar permanentemente. Innovar no es crear algo nuevo, es también agregar algo nuevo a lo que ya existe. Esto es válido en todas las áreas de la empresa. Si alguien le dice, “esto siempre se ha hecho así”, preocúpese.