¿Cuántas veces no te has atrevido a pedir algo por miedo a la respuesta? En concreto, miedo a que te digan que no (o eso es lo que tú crees que temes, luego te diré la verdad).
Se habla mucho de la importancia de saber decir no y de poner límites a las cosas que de verdad no quieres, pero de lo que no se habla tanto es de cómo el miedo a que te digan que no A TI te puede paralizar y afectar a tus resultados de forma drástica.
Así que hoy, en respuesta a la petición de una de mis suscriptoras, te hablo de cómo superar el miedo al no para que puedas lanzarte de una vez por todas a alcanzar tus sueños, como me decía ella.
>>Escucha este artículo aquí –> Cómo superar el miedo a que te digan que no (especial profesionales)
El miedo a que te digan que no se ve reflejado en dos casos generales:
- Cuando le quieres pedir algo a alguien: un aumento de sueldo, vacaciones, un favor, lo que sea.
- Cuando le ofreces tus servicios a alguien.
Hoy me centraré en el primer punto, especial para profesionales, y en el próximo artículo en la versión para emprendedores.
En el primer caso lo que suele suceder es que te sientes de alguna forma examinada, evaluada, pierdes el control durante unos segundos, te sientes indefensa.
Yo recuerdo de pequeña la vergüenza extrema que me causaba pedirle dinero a mi tía. Mi hermana iba tan contenta y le pedía una moneda y yo me moría de vergüenza. De hecho, lo pedía ella por mi porque yo prefería no tener moneda a pedirla. ¿Por qué? No lo sé, timidez, vergüenza, sentirme observada. La cuestión es que era muy desagradable para mi.
Sin embargo ya de adulta es diferente, a lo largo de mi trayectoria profesional no he tenido inconveniente en pedir un aumento de sueldo, vacaciones o lo que necesitara. Sin problemas.
Si te ayuda, en mi caso mi actitud no era de pedir sino de comunicar lo que quería, que es diferente. Yo iba segura de que lo quería y de que era razonable y lícito, y lo decía. Y si la respuesta era un no, pues nada, a pensar en alternativas.
Y es que para las personas que lo hacen con naturalidad las emociones son distintas. Y ¿qué sienten exactamente? Pues justo lo contrario, sientes que tienes la sarten por el mango, vas preparada, segura de ti misma y con un cierto desapego del resultado final. Aunque puedas estar algo nerviosa. aunque te importe mucho lo que vas a pedir y sepas que depende de otra persona. La actitud es de: yo lo pido porque me lo merezco y es lo que quiero y si es que no pues ya haré otra cosa.
Esa es la diferencia no sientes que vayas a pedir, con la cabeza gacha y los ojos suplicantes, sino que vas a comunicar algo.
Es la diferencia entre pedir y decir. Que parece poca pero emocionalmente es mucha.
Pedir: 1. tr. Expresar a alguien la necesidad o el deseo de algo para que lo satisfaga.
Decir: 1. tr. Manifestar con palabras el pensamiento . U. t. c. prnl. 2. tr. Asegurar, sostener, opinar.
¿Te das cuenta de la diferencia emocional de las definiciones? Por supuesto, la cuestión, como siempre, es que saber esto no significa que lo hagas de inmediato y se acaben tus problemas de la noche a la mañana. No va a ser fácil pero es importante para tu vida atreverte a pedir lo que quieres. Ya sabes, quitándole la connotación negativa a pedir, aprendiendo a comunicar tus deseos con firmeza.
¿Y cómo puedes conseguirlo? Esto es lo que te recomiendo:
1. Empieza por cosas que NO tengan mucha repercusión para ti.
Pide algo sencillo, que te de vergüenza pero que no sea muy relevante. Sólo tú sabes qué puede ser eso. En mi caso las veinticinco pesetas cuando era pequeña.
O puedes pedir algo en un restaurante, que te cambien el plato si no te gusta o está mal hecho (sí, se puede y no pasa nada, como mucho te lo cobran pero al menos comes algo que te gusta), lo que sea.
Te va a costar, sí. Lo vas a pasar mal, sí, pero si quieres cambiarlo tendrás que hacer algo. Te aseguro que las cosas no cambian solas. Cambias tú, poco a poco y con esfuerzo, normalmente. Ya verás como no es para tanto.
2. Prepárate para el no.
Tu mayor miedo es que te digan que no (o eso es lo que tú crees, pero no es así), entonces piensa de antemano qué pasaría si te dijeran que no. Normalmente no es nada dramático y te das cuenta de que tu miedo es infundado.
3. Acepta el miedo real.
El problema no es que te digan que no (como habrás visto en el punto anterior no es tan importante), sino que te sientas rechazada, que creas que esa persona va a pensar X de ti. Ese es tu miedo.
Así que piensa qué es lo peor que podría pensar esa persona de ti. Sé sincera.
¿Lo tienes? Pues ahora te pregunto yo.
¿Y qué?
Qué mas te da lo que piensen de ti. Claro, no te da igual a todas nos gusta gustar y que tengan una buena opinión sobre nosotras.
Pero en este caso tienes que elegir entre no arriesgarte a que piensen lo que tú crees que van a pensar de ti, siempre malo, por supuesto…
( esa es otra, ¿tú qué sabes lo que van a pensar? La mayoría de las veces nada de lo que crees. Se suele pensar que son personas atrevidas, con iniciativa, seguras de sí misma.¿O qué piensas tú cuando ves a alguien pidiendo lo que quiere?
Ya te digo yo que no van a pensar eso que te da miedo (cosas cómo, pero esta que se ha creído, qué patética, cómo se atreve… Porque seguro que estás pensando algo así).
Además, cada persona vive en su mundo, tú no eres tan importante. Y sí hay alguien que sí piensa eso, ¡pues peor para ella!
Y la otra opción es arriesgarte y conseguir lo que quieres, o al menos intentarlo y sentirte genial porque te has atrevido, con lo que aumentará tu autoestima para otra vez.
En realidad esas son las alternativas. No hay pastillita mágica que te haga atreverte de la noche a la mañana. Lo que hay son decisiones. La decisión de probar, de intentarlo hoy mismo. La decisión de que a partir de ahora lo que piensen los demás te va a dar igual y que, si en el fondo no te da igual, tú seguirás adelante. Usa uno de mis mantras favoritos:
A mi esto no me va a parar
Porque la alternativa es lo que tienes ahora. No atreverte a hacer nada, creer que le caes bien a todo el mundo si sigues así, sin molestar (porque seguro que piensas que cada cosa que haces o dices va a molestar a alguien) y no conseguir lo que quieres.
Pide por esa boca y si alguien se molesta es su problema no el tuyo. Y si te afecta pues te aguantas y sigues adelante.
Te reto a que me digas en los comentarios qué te vas a atrever a pedir esta misma semana, o comparte tus estrategias si crees que pueden ayudar a alguien más. ¡Hasta la próxima!
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