El mundo emocional contiene muchos matices que aportan cierto nivel de complejidad a la interioridad humana. Además, estamos en una sociedad basada en el materialismo, por tanto, nos cuesta más observar todo aquello que no se percibe a través de los sentidos. Sin embargo, el amor no se ve de forma palpable, es decir, no se puede tocar de la misma forma que una mesa. Sin embargo, el amor sí se siente, por tanto, puede tener mayor realidad que cualquier otro objeto. De hecho, el amor puede transformar el mundo y llenar de felicidad el corazón puesto que existen muchos grados diferentes de amor y también tipos distintos.
Del mismo modo, una de las emociones que más limitan el bienestar del ser humano es el temor. El miedo corta las alas de todo aquel que no puede poner fin al pensamiento negativo, tal vez, porque se ha acostumbrado a vivir a merced de la sombra de esta emoción universal desde el principio de los tiempos. El miedo es positivo cuando se convierte en una herramienta de autodefensa en beneficio de la supervivencia. Sin embargo, el miedo se convierte en una fuente de sufrimiento cuando se transforma en temor al abandono o lo que es lo mismo, a la soledad y a dejar de ser querido.
Este miedo tiene su base en la creencia sobre la propia valía. Por ejemplo, una persona que tiene miedo al abandono por parte de su pareja se comporta como si la responsabilidad de este hecho dependiera de su voluntad. Sin embargo, no es así ya que las decisiones del otro son independientes. Por tanto, cuando una persona es abandonada debe evitar que este suceso influya en su autoestima puesto que tener pareja o no tenerla no tiene nada que ver con la propia valía.
Del mismo modo, aquellas personas que han sido abandonadas en algún momento de su vida evitan volver a comprometerse con una nueva relación ante la angustia de que la historia se repita.
Quiérete a ti mismo sin condiciones porque tú eres tu mayor tesoro y la fuente de tu bienestar.