Un modelo desarrollado por la Universidad de Gotemburgo proporciona nuevos conocimientos sobre cómo varios factores de riesgo dan lugar al autismo y por qué existe una gran variabilidad entre los individuos.
El modelo explicativo es teórico pero a la vez práctico en su aplicación, ya que sus diversos componentes son medibles a través, de cuestionarios, mapas genéticos y pruebas psicológicas. El modelo describe varios factores contribuyentes y cómo se combinan para provocar un diagnóstico de autismo y causar otras afecciones del neurodesarrollo. Este vincula tres factores contribuyentes que juntos, dan como resultado un patrón de comportamiento que cumple con los criterios para un diagnóstico de autismo y estos son:
Personalidad autista: variantes genéticas comunes hereditarias que dan lugar a una personalidad autista.
Compensación cognitiva: inteligencia y funciones ejecutivas, como la capacidad de aprender, comprender a los demás y adaptarse a las interacciones sociales.
Exposición a factores de riesgo, por ejemplo, variantes genéticas dañinas, infecciones y otros eventos aleatorios durante la gestación y la primera infancia que afectan negativamente la capacidad cognitiva.
Las habilidades de alto funcionamiento ejecutivo pueden permitir que las personas compensen su deterioro de tal manera que mitiguen los síntomas, lo que reduce el riesgo de cumplir con los criterios de diagnóstico para el autismo. Esto puede explicar por qué, a nivel de grupo, los investigadores observan un menor grado de inteligencia entre las personas diagnosticadas con autismo, así como con otras condiciones del neurodesarrollo. También permite comprender por qué la discapacidad intelectual es más común entre estos grupos. Así, el modelo indica que la baja capacidad cognitiva no forma parte de la personalidad autista sino que es un factor de riesgo que hace que se cumplan los criterios diagnósticos.
El modelo también propone formas de estimar y medir los tres factores ( personalidad autista , compensación cognitiva y exposición a factores de riesgo). Esto posibilita el uso del modelo en la planificación de estudios de investigación y la interpretación de sus resultados.
En un estudio piloto en el que 24 participantes habían sido diagnosticados con autismo y 22 controles no, la medición de los tres factores del modelo permitió que más del 93% se asignara correctamente a la categoría correcta. El modelo también se puede utilizar para explicar el inicio de otros trastornos del neurodesarrollo, como la esquizofrenia.