Revista Diario

¿Cómo te gustaría haber parido?

Por Belen
¿Cómo te gustaría haber parido?
Rememorando estos días el nacimiento de mi hijo, y sabiendo todo lo que sé ahora me planteo muchas veces como me gustaría haber parido. Hace casi un año, recién estrenado el blog, os contaba cómo había sido la segunda parte de un parto estupendo. Fue de todo menos bueno, la verdad. Cuando yo cuento, sin detalles que ingresé dilatada de 5, que en dos horas nació mi hijo, que la epidural me hizo efecto en seguida y que después no tuve complicaciones, todo el mundo me dice ¡¡menuda suerte!!.
Pero no, no tuve suerte, porque mi parto fue un parto no respetado de libro. Se hizo todo lo que no se le debe hacer a una mujer parturienta: no me informaron de nada, ni preguntaron acerca de mi voluntad en ciertas cosas, monitorizaron a mi hijo internamente a pesar de que todo iba bien y no era necesario, rompieron la bolsa sin avisarme, me hicieron la episiotomía sin comentarme nada y sin necesidad de hacerlo, no me dejaron moverme, estuve casi una hora sin mi marido porque no le informaron que podía pasar conmigo, con lo cual estuve sola, me hicieron la maniobra de Kristeller sin necesidad, y para colmo el ginecólogo me arrancó (literalmente) la placenta, lo cual supuso un desgarro de más de cuarenta puntos internos. Así a bote pronto no está mal, ¿verdad?.
Tuve a mi hijo a las 16,05 de la tarde, pero no pude salir del paritorio hasta las 20.30 horas. ¿El motivo? intentaban coserme el desgarro tan bestial. Tres cirujanos pasaron por allí hasta que por fin llegó la jefa de cirugía, y menos mal, porque ella sí lo consiguió.
Indudablemente la atención podía haber sido mucho mejor.
Desde entonces, mucho he aprendido. Cómo he contado me enfrenté al parto de mi hijo sin miedos, sin miedo al dolor, sin miedo al nacimiento, pero aún así elegí la epidural, y un parto medicalizado. Confieso que no tenía tanta información como hoy en día. Hoy sé mucho más sobre partos, sobre maternidad, y si tuviera otro hijo estoy totalmente segura que no lo pariría de ese modo, en caso de que todo fuera bien.
No elegiría un parto en casa, totalmente natural, porque confieso que me daría algo de miedo. Pero sí elegiría una clínica o centro médico donde me permitieran parir, no tener a mi hijo, sino parir, con todo lo que esta palabra significa.
Me gustaría poder elegir cómo quisiera parir, sentada, tumbada, en cuclillas,....., me gustaría saber qué me pide el cuerpo, me gustaría que me dejaran tranquila, que no me monitorizaran ni pusieran vías, ni me conectaran a máquina alguna. Quisiera sentir las contracciones, notar cómo dilato, cómo su cabecita corona. No sé si sería capaz de aguantar el dolor sin pedir epidural, no me las voy a dar de valiente, pero sí me gustaría intentarlo. Recuerdo que antes de ponerme la epidural en el parto de mi hijo, conseguí controlar bastante el dolor gracias a la respiración. Dolía, ¡¡y mucho!!, pero recuerdo cómo conseguía dominarlo, sin perder los nervios.
Algunos sabéis que antes de tener a mi hijo tuve un parto de un bebé muy pequeñito, a ese bebé lo parí a pelo, era pequeño pero recuerdo sentir cómo su cabeza coronaba, cómo mis caderas se abrían. Eso no lo tuve con mi segundo parto. Todo estaba tan dormido que no sentía el efecto de mis contracciones, no sentí su cabeza coronar y por supuesto no lo sentí salir. Y eso, es lo que me he perdido en mi parto.
Recientemente he visto el relato fotográfico de una madre pariendo sentada, ayudando ella misma a su bebé a salir, asistida en una clínica, por personal sanitario. Pero de un modo totalmente natural. Confieso que he sentido envidia.
Hoy me doy cuenta de la importancia del parto, de su grandeza, y animo a las mujeres a que disfruten de él, a que lo vivan en toda su intensidad y sobre todo a que no le tengan miedo.
¿Doler?, ¡¡claro que duele!!, pero el dolor no es malo. No debemos temerlo, nuestro cuerpo está preparado para soportarlo e incluso dominarlo. Pero han grabado a fuego en nuestra mente que el dolor se puede evitar, que tenemos los medios a nuestro alcance, anestesias que nos aliviarán y es duro a veces poder resistirse. Con esto no quiero decir que se deba parir sin epidural. Esa es una decisión personal, y todas las opciones son respetables.
Algunas de las mujeres que me leéis estáis a punto de tener a vuestro hijo, o bien estáis a punto de quedaros embarazadas. Yo os animo a que os informéis de las distintas opciones. Y sobre todo os pido que no tengáis miedo. Conectaros con vuestro pequeño, sentidle, conectaros con vuestro cuerpo, practicad la respiración, haced yoga para embarazadas si podéis, os ayudará a conectaros con vuestra respiración, os enseñará a relajaros, y eso de cara al parto, es maravilloso.
No hay que tener miedo de un acto tan hermoso. Yo descubrí tarde mucha información, si estáis a tiempo, descubridla y elegid.

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