Por Jim Collins
En 1978, estaba obsesionado por escalar un pico llamado Génesis, una suave, delgada, amenazante loza de roca roja de 100 pies de alto, en el Cañón El Dorado en Colorado. La ruta nunca había sido "limpiamente escalada", y la mayoría de la gente creía que nadie lo haría. ("escalar limpiamente" una ruta, significa que lo harás con sogas, pero sólo como un recurso de seguridad; tú asciendes la roca totalmente a base de fuerza pura, sin apoyarte en ninguna herramienta. La soga y el dispositivo de protección son sólo para detener tu caída, por si sucede).
Entonces un día, vi a John Bragg, un gran y corpulento alpinista visitando la Costa Este, intentando escalar el Génesis. Él se apoyó dentro de una suave sección que sobresalía (la parte que cualquiera pensaría que nunca sería escalada) y se lanzó hacia arriba con gran ímpetu. Su mano golpeó algo, un poco arriba de la pared, y se agarró a eso por solo un segundo -una pausa momentánea- antes de que su mano se soltara, cayendo en seco 25 pies sobre la soga de seguridad.
Bragg intentó esta escalada 10 o 20 veces, y entonces se rindió. "Nadie lo hará, por un largo tiempo" dijo. Aún, mi mente estaba enardecida. "Si se hubiera sostenido por un segundo más," pensé, "de alguna forma habría escalado". Y así, antes de regresar al colegio para mi último curso, me atrevería a escalar el acantilado. Sin embargo no podía encontrar un camino para escalar con precisión el pequeño peñón en el que Bragg se había apoyado, por lo cual yo debería sostenerme lo suficiente hasta el siguiente agarre.
De regreso a clases, entrené en los descansos escalando los edificios del Colegio, incluso llevaba una aguja para abrir las ampollas que surgieron en mis dedos por el entrenamiento. Sin embargo, ni aún así pude. Cuando lo intenté, fallé al tratar de escalar esta roca. Me sentía físicamente fuerte, pero psicológicamente intimidado por la supuesta imposibilidad de escalar esa ruta. Necesitaba cambiar mi estado mental. ¿Pero, como hacerlo?
Al estudiar la historia del alpinismo, noté un patrón: Ascensiones una vez consideradas "imposibles" por una generación, eventualmente se convirtieron en "no tan difíciles" para los alpinistas de dos generaciones posteriores. Así, decidí jugar un truco psicológico a mi mente. Comprendí que nunca sería el más y mejor dotado alpinista, o el más fuerte, o el más audaz escalador. Pero quizás, podría ser el alpinista más futurista del mundo.
Hice un pequeño experimento mental. Traté de proyectarme 10 años adelante, y me pregunté: "¿Como les parecerá la Génesis a los alpinistas del futuro, dentro de diez años?" La respuesta llegó clara y sonora. Dentro de diez años, los alpinistas de primer nivel, subirán "a la vista" al Génesis, en forma rutinaria, viéndolo como algo animado. Y alpinistas menos talentosos, lo verán como un valioso desafío, pero muy difícilmente como algo imposible.
Entonces fue que decidí obligar a mi mente a creer que me encontraba diez años adelante. Compré un pequeño reloj con calendario y cambié todos los datos de los años. Caminé hacia el peñasco y traté de imaginarme la forma en que Génesis debía ser escalada en el futuro. Con este cambio psicológico, imagine como escalar Génesis hasta lo alto de la ruta. Esto causó totalmente la sensación y confusión de muchos de los mejores alpinistas de hoy. Ellos aún estaban escalando en 1999, mientras yo me había transportado psicológicamente hasta 2009. Y en efecto para esos años, esta misma elite de alpinistas estaban escalando el Génesis en forma rutinaria, sin pensar de que fuera algo imposible de hacer. Un alpinista ingles -mucho más fuerte que yo- ¡incluso lo hacía en zapatos tenis!
Cambiar nuestro estado mental, funciona en todos los caminos de la vida, particularmente para empresarios y creadores de imperios. La clave está en reconocer los modelos escondidos, a menudo con el beneficios de la perspectiva histórica, y entonces proyectar estos modelos hacia la forma como funcionarán en las futuras generaciones.
Cuando Steve Jobs, visitó el laboratorio de investigación PARC de Xerox, vio un montón de computadoras de escritorio usando mouses y pantallas que presentaban exactamente lo que sería impreso en una hoja de papel. Hoy, esto lo damos por hecho. Estoy escribiendo estas palabras, mientras la pantalla me presenta lo que será impreso, exactamente igual a como lo veo, además me puedo mover a donde quiera en la pagina usando mi mouse. Pero en 1979, ninguna computadora comercial -tampoco ninguna laptop- tenían estas capacidades.
Jobs, reconoció inmediatamente que estas innovaciones algún día serían tomadas como algo normal. Se imaginó como serían las computadoras a 10 o 20 años adelante del camino, cuando estas características serían comunes incluso para los fabricantes de computadores de bajo costo. Pero en lugar de esperar a que el mundo hiciera éste cambio, Jobs, decidió actuar como si el mundo ya hubiera cambiado. Y en 1984, la computadora Macintosh fue producida, mucho antes que las fuerzas naturales del mercado hubieran requerido tales accesorios.
Esto causo gran asombro, incluso para compañías tan fuertes y mejores como IBM. Sin embargo, ahora, por supuesto no pensamos en ninguna de estas características. Jobs, al cambiar su estado mental, simplemente había brincado hacia el futuro en el tiempo y construido una empresa que fabricaría computadoras de la siguiente generación.
El alpinismo enseña que los más grandes obstáculos, no están en las rocas, sino en nuestra mente.
Nosotros fallamos al ir por la "caída", porque estamos fracasando mentalmente. Fallamos a tomar los riesgos porque confundimos probabilidades con las consecuencias, y aún actuamos mal cuando las posibilidades de fallar con muy bajas (y sensiblemente libres de riesgo). Pero quizás el mayor fracaso hoy sea el limitar nuestra mente en sus capacidades y creatividad. Lo que hoy percibimos como limites, será simplemente vistos como escalones iníciales para la siguiente generación, y le pregunto a usted:
"¿Porqué no unirse a la siguiente generación HOY, saltar directamente sobre los limites de HOY?, ¿Por qué esperar?"Daniel Boorstin mencionó en su libro clásico "Los Descubridores", que la barrera primordial hacia el progreso, no es la ignorancia, sino la ilusión de conocer y ser expertos. Los Descubridores, ven más claramente lo que se puede hacer, porque tienen menos conocimiento acerca de como las cosas se suponen deben funcionar y no están atrapados por los limites de su tiempo.
Similarmente, el alpinismo enseña que los grandes avances, primeramente llegan no por cambiar lo que hacemos, sino por cambiar primero y más que nada como pensamos acerca de lo que hacemos. Y ésta es la más dura ascensión de todas.
Adaptado de "Sobre los límites: Nueve relatos originales de como los líderes de negocios logran sus cimas". Jim Collins es uno de los más prestigiosos pensadores de Management. Es considerado el heredero del gran Peter Drucker. Inició su trabajo de investigación y carrera de profesor en la Escuela de Graduados de Negocios de Stanford. Publicó seis libros. Desde su laboratorio de management en Boulder, Colorado, asesora a líderes corporativos y sociales