Revista Opinión

Como tener éxito en la vida

Publicado el 06 enero 2020 por Carlosgu82

MI ÉXITO Y MI DEPENDENCIA DE DIOS
Quiero que hoy estudiemos un caso de un líder muy exitoso, que empezó siendo un siervo fiel del Líder que le precedió.

La Biblia no dice en ninguna parte las características que hacían de Josué un líder idóneo para conquistar la tierra prometida, esa que 40 años antes se le había negado a la generación anterior, y de los cuales sólo quedaban Josué y Caleb, o sea, que mientras los más viejos tenían 40 años, Estos dos tenían 40 más que el más viejo.

Mi primera duda es ¿Por qué no Caleb? Pues la verdad es que, aunque tuvo riqueza y prestigio en Israel, nunca llegó a ser líder principal.

La otra duda es ¿Por qué no se habla de las características de Josué para ser un líder? Solo leemos de una: Su obediencia, por muy loca que pareciera la orden, él la obedecía; así sintiera que ejecutarla lo ponía en ridículo ante los demás.

En Josué 1:7-8 leemos “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

Dos características que puede tener cualquier persona, Ser esforzado y valiente. Y un plus que también lo puede cumplir el que desee hacerlo “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley”.

Alguien escribió que ser puntual, honesto, amable, positivo y esforzado son características que no requieren ningún talento, pero que generan buen fruto a los que las llevan a cabo en su vida. Josué no necesito ningún talento para cumplir la orden de Dios.

Necesitaba esfuerzo para introducir este inmenso pueblo en la tierra prometida, pastorearlo, guiarlo por la senda trazada, y valentía para confrontarlo cuando estuvieran haciendo algo incorrecto o cuando quisieran pasarse de listos, y es que este pueblo era terrible, unos años después cuando Saúl fue nombrado Rey de Israel, ante una orden de Dios de quemar todo el botín, Saúl tuvo miedo del pueblo y permitió que se quedaran con lo mejor del ganado, prendas y joyas. Saúl sabía lo que le podía pasar si no dejaba que se quedaran con lo que les correspondía a ellos como botín de guerra, por eso cedió, y este acto fue el primero de los muchos desatinos que lo llevaron a su fracaso y posterior fin de su reinado.

Pero Josué hizo uso sabio de lo que Dios le mandó, aunque pareciera descabellado. Su primera gran misión: Jericó, altos muros, pueblo fuerte y aguerrido, despiadado y expertos en el arte de la guerra. ¿Cómo los iba a derrotar? Marchando alrededor de los muros por siete días, que pena, ya la fama de Israel poco a poco se iba extendiendo y ya causaban cierto miedo, pues al parecer su “dios” peleaba por ellos, pero no era su “dios” era El Dios.

Josué obedeció, por muy loco y arriesgado que pareciera, al final todos sabemos que los muros cayeron solitos y que luego no quedó piedra sobre piedra de esa ciudad.

Obedecer le dio victoria, una gran victoria, les hizo ganar más fama de guerreros, pero Josué tuvo que marcar un precedente: obedecer a ciegas la voluntad explícita de Dios, en su caso fue una orden directa, imposible de creer que no venía de Dios.

Llevándolo a la vida practica ¿Qué nos enseña esta historia? Dios no nos pondrá retos que no podamos cumplir, si nos lo pone, por grande y arriesgado que parezca es porque él sabe que podemos. El no necesita mi carisma, talento, dones, fuerza ni nada para cumplir su propósito, él requiere de ti y de mi obediencia ciega, que esa obediencia este respaldada por la palabra de Dios y no por mis intereses particulares de figurar, si tú eres el protagonista de tu éxito este no viene de Dios, pues él no comparte su gloria. Quieres hacer cosas grandes para Dios, di como Isaías “Heme aquí envíame a mí” y como dice Salmos 40:1 “Pacientemente esperé a Jehová”.

Si tu éxito está alineado con la voluntad de Dios está asegurado.


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