Revista Coaching

Cómo tomas tu trabajo?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Cómo tomas tu trabajo?
Todos tenemos que trabajar. Entendido esto como una actividad que ocupa nuestro tiempo, mucho más quizás del que quisiéramos. Estudiar, o hacer las tareas de la casa, o ir a la oficina, etc., son actividades de las que no podemos escapar.

Cuando hacemos lo que tenemos que hacer con resistencia, desganados, protestando, lo que tengamos que hacer se vuelve una carga muy pesada. Todo esto crea ansiedad y nos hace sentirnos mal e incómodos. No solo con lo que tenemos que hacer; con quienes nos rodean, sino principalmente con nosotros mismos. Alguna vez alguien te preguntará: ¿qué pasa que tienes esa cara? La más de las veces, no puedes decir qué te pasa, pero interiormente lo sabes.

“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Trabajar. Hay que trabajar. Es ley del ser humano. Y si no otra tenemos alternativa, lo mejor que podemos hacer es aceptar lo que estamos haciendo. A veces podemos cambiar de empleo, aunque el empleo ideal con la gente ideal es casi milagro. Siempre tienes unas cosas y te faltan otras. Como ama de casa no hay vuelta de hoja. Si no puedes pagar para que te hagan las tareas domésticas, -en la mayoría de los casos- tienes que ocuparte tú o tú.

Muchas veces me he fastidiado porque queriendo hacer otras cosas, como leer, o escribir, me veía lavando los platos. ¡Oh si! Me sentía una cenicienta incomprendida. Una artista no reconocida.¿Cuántas de esas tontas vedettes tendrían todo resuelto, mientras a mí, me costaba tanto? Pensaba que estaba en un lugar inadecuado, que debería haber nacido rica, para dedicarme únicamente a cultivar mis talentos.

Hasta que pude comprender y reírme de mí misma. Comprender que cada cosa que hago, es “lo que tengo que hacer”. Entonces, cuando mi mente quiere perturbarme, le digo: “Lo que se tiene que hacer se hace”. Es una fórmula magistral, al menos para acallar a mi querida impostora, cuando quiere decirme que tengo que estar haciendo otra cosa, o estar en otro lugar. No. El lugar donde estoy es el lugar donde tengo que estar y lo que hago es lo que tengo que hacer. Así, una calma perfecta se instala en mí, y todo se hace de manera rápida y fácil. Y con alegría. Es la consecuencia de aceptar lo que Es.

La resistencia es lo que nos hace muy pesadas las actividades que nos toca emprender;
nos llena de ansiedad, resentimiento y hasta ira.
¿Tonto, no?
Si es tan fácil permanecer en quietud y paz.
Solo es necesario darnos cuenta.

Autora Carmen Farías

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