by El Rincón de Ika · Published agosto 18, 2017 · Updated agosto 6, 2017
El daño se produce a nivel celular, directamente sobre tu ADN, provocando la inflamación y muerte de las células de la piel.
En la mayor parte de los casos, con aplicar lociones hidratantes, nutritivas y calmantes, así como reducir la exposición a agresiones externas (como el sol evitándolo directamente o aplicando protección solar incluso en días nublados), son suficientes, pero en algunos casos la cosa se nos va de las manos y necesitamos un tratamiento profundo para recuperar y regenerar la piel. Las duchas de agua fría también pueden ayudarte a calmar el dolor y bajar la rojez e inflamación.
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Las quemaduras solares no deben tomarse como un juego ya que son peligrosas y, en algunos casos, llegar a necesitar de atención médica, especialmente porque pueden ser potencialmente cancerígenas o dejar marcas permanentes en la piel como tono de piel no uniforme y zonas con hipersensibilidad.
Son conocidas por acelerar el proceso de envejecimiento de la piel, causando la aparición de arrugas, el engrosamiento de la piel, así como otros síntomas como las temidas manchas.
Utilizar activos regenerantes como el Aloe Vera o la Rosa de Mosqueta te vendrán muy bien si buscas componentes naturales. Si te gustan las cremas con activos más potentes, busca lociones con ácido hialurónico, “agua para la piel”, con gran capacidad para captar y retener el agua en la piel, a la par que se revela eficaz a la hora de proteger, regenerar y reafirmar la piel.
Si el caso es grave, puede que tu médico te recete alguna crema con cortisona, dada su eficacia a la hora de reducir la inflamación.
Según qué caso, puedes ayudarte de algún analgésico como el ibuprofeno, el paracetamol o la aspirina para ayudar a reducir la inflamación alrededor de la quemadura solar, así como disminuir el dolor o incluso controlar la fiebre en casos de insolación extrema. Si la cosa es grave no dejes de acudir al médico antes de auto-medicarte.
En el caso extremo de las ampollas, lo mejor será no explotarlas por tu cuenta, ya que se podría infectar el área afectada. Piensa que la ampolla es como un apósito natural, un mecanismo de defensa para evitar el dolor. Si se explotan por sí solas, no pasa nada, pero lo mejor es tratarlas y cuidarlas para evitar infecciones.Si consideras necesario explotarlas (en algunos casos puede ralentizar el proceso de curación de la quemadura llegado cierto punto) debes acudir a un entro médico para asegurarte la esterilización y los consejos necesarios para facilitar su curación. Las ampollas infectadas y rojas son dolorosas y emiten un flujo espeso y amarillo.
Si ves que tienes estos síntomas, mejor hacer una visita al médico de inmediato, al igual que si sufre mareos, vértigos, náuseas o cualquier otro síntoma de malestar anómalo; las quemaduras solares no son los únicos problemas que puede causar el sol, debes también comprobar los síntomas de agotamiento por calor.
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De igual modo, no debes quitar os típicos pellejos cuando la piel empieza a descamar: deja que el proceso natural siga su curso, evitarás manchas, sensibilidad en la piel y desagradables infecciones que producen enrojecimiento, hinchazón y ardor.
En cuanto a la ropa, procura buscar prendas sueltas de algodón en las zonas quemadas por el sol, tu piel lo agradecerá.
Respecto a la dieta, las quemaduras de sol pueden ser deshidratantes, así que es importante contrarrestar esta situación bebiendo mucha agua que nunca te vendrá mal, por otra parte. Los alimentos ricos en vitamina C te ayudarán en el proceso de curación de la piel como las fresas o las naranjas.
El pepino, por su parte, también será un buen aliado, ya que contiene grandes cantidades de agua, lo que ayuda a tu piel a mantenerse hidratada y potencia la producción de colágeno.
Tampoco debes olvidarte de los tomates, ricos en licopeno, un reflector natural de los rayos UVA y UVB.
En cualquier caso, hayas terminado ya tus vacaciones o estés a punto de hacerlo, no bajes la guardia nunca en el cuidado de tu piel. Pequeñas y sencillas rutinas de tratamientos pueden ayudar a mimar y recuperar la piel, muy castigada en verano por el sol y las actividades típicas de la época.