Los estados de mente negativos (las llamadas ilusiones o kleshas, como el odio, los celos, etc) te causan problemas en cuanto surgen. Pero hacen más que causar problemas: te fuerzan a ir de una situación insatisfactoria a otra, buscando la felicidad y la paz, pero, en último término, encontrando solo desengaños y frustración.
El término sánscrito para este patrón de frustración recurrente es samsara (existencia cíclica). Este término expresa las ideas de vagar incontrolable y movimiento desasosegado que no lleva a ninguna parte. Si alguna vez has pensado que tu vida se parece a la de un hámster enjaulado (tus esfuerzos para llegar a alguna parte solo te llevan a dar vueltas en círculos), ya has probado la naturaleza frustrante del samsara. Bastante amargo, ¿eh?
¿El cuadro es en realidad tan negro como acabamos de pintarlo? ¿Tu vida no presenta aspectos agradables, momentos de felicidad que pueden disfrutarse? Por supuesto que sí. Pero lo que queremos señalar es que mientras tu mente esté bajo la influencia de las ilusiones -los estados de mente negativos-, estos momentos no durarán. Inevitablemente vas a experimentar frustración, insatisfacción e, indudablemente, tristeza.
Recuerda que el samsara no describe la realidad misma, sino tu experiencia distorsionada de la realidad, basada en tus estados de mente negativos. El hámster enjaulado dando vueltas en una rueda existe en tu mente, pero la forma de salir no requiere cambiar tu vida sino cambiar tu mente. De hecho, en algunas tradiciones del budismo se enseña que el samsara es el nirvana, lo que quiere decir que esta vida es perfecta como es, y que tú solo tienes que despertar a esa perfección transformando tu mente.
Fácilmente puedes ver cómo los patrones de frustración e insatisfacción se repiten en tu vida diaria. Por ejemplo, si eres una persona de mal genio, que siempre se enfada con los demás, inevitablemente te encuentras en situaciones hostiles en las que tienes que hacer frente a personas a quienes no les gustas. Estas confrontaciones hacen que te enfades aún más. Si te vas a dormir en un estado de mente irritado, tus sueños pueden ser también perturbadores. Entonces, cuando despiertes a la mañana siguiente, puede que descubras que ya estás de bastante mal humor. Y así sigue todo.
Las enseñanzas budistas afirman que este patrón de sufrimiento se repite a escala mucho mayor que simplemente despertarse enfadado porque ya estabas enojado cuando te fuiste a la cama. Las ilusiones no te empujan simplemente de una experiencia insatisfactoria a otra o de un día insatisfactorio al siguiente: ¡también te empujan a vagar incontroladamente de una vida insatisfactoria a la siguiente!
Buda explicó cómo los estados mentales ilusorios te mantienen atrapado en estos patrones recurrentes de insatisfacción, enseñándonos lo que él llamó el surgimiento dependiente u originación dependiente. Todas estas palabras elegantes señalan meramente a la misma verdad: las cosas te ocurren por una razón.
Desde el punto de vista budista, tus experiencias vitales, tanto las buenas como las malas, no son acontecimientos aleatorios, sin significado. Ni tampoco son recompensas o castigos que te otorga alguna fuerza controladora externa a ti; así que culpar a Dios o al destino no funciona. Tus experiencias son el resultado de una serie de causas y efectos que empiezan en tu propia mente.
Stephan Bodian – Maestro Budista Zen y Psicoterapeuta