He sacado del filo de mi boca
querellas, quejas, congojas,
todo un mundo mudo de espasmos hambrientos de grito
donde el correo llega siempre tarde
y si llega, ¡de qué sirve?
Sobreviene. Parece que el equilibrio entre el sentimiento de fracaso y su sensación (la diferencia está en el tiempo y en su intensidad) es imposible, es isostasia ignorada, ininteligible paridad.
