Por Hogaradas
Los polvos de sol o también llamados bronceadores tienen múltiples utilidades cosméticas, ya que no solamente sirven para dar a nuestro rostro un aspecto bronceado si todavía no hemos tenido la suerte de tomar el sol, o potenciar el color en caso de estar ya algo morenitas, sino que también pueden hacer las veces de colorete o ser utilizados para modelar la cara consiguiendo por ejemplo afinarla según el modo de aplicarlos.
Lo importante es saber elegir el tono qué más nos favorezca según nuestro color de piel, ya que existen varias tonalidades o paletas con colores variados, en este último caso muy socorridas para hacer combinaciones de diferentes tonos y conseguir el que más nos favorezca en cada momento. Dentro de los polvos solares y sus tonalidades tenemos también los “mates” y los “brillantes”, los últimos perfectos para potenciar el color en nuestra piel ya bronceada o para los maquillajes nocturnos y festivos, y los primeros para utilizar todo el ańo o en el caso de no tener todavía nada de color en nuestro rostro.
El truco para utilizarlos, como siempre, es la moderación, la brocha debe rozar los polvos de sol para coger la suficiente cantidad de producto y no conseguir “manchar” nuestro rostro en vez de maquillarlo. En el caso de que nos pasemos a la hora de impregnar la brocha podemos sacudirla antes de aplicar los polvos.
La aplicación igualmente debe ser rozando nuestra cara, con ligeros toques, vale más emplear un poco más de tiempo seguras de que el resultado va a ser el deseado.
Dos directrices son las que podemos seguir a la hora de su aplicación, marcando un “tres” desde la sien, para seguir por los pómulos y las mejilla y acabar dando un toque en la mandíbula, consiguiendo así un rostro más afinado, o también podemos utilizarlos con movimientos rápidos circulares por los laterales de la frente, mejillas y barbilla, y difuminarlos por todo el rostro, teniendo en cuenta si todavía no tenemos color no olvidarnos del cuello y del escote, para que no exista demasiado contraste de color entre nuestra cara y nuestro cuerpo, porque queda francamente horrible, así que cuidado con evitarlo.
Cuando ya estamos morenitas conseguiremos un color más intenso extendiéndolo un poco más de cantidad en nariz, mejillas y frente.
Fotografía - www.maybelline.es
