¡He volvido! (Como diría un típico huaso chileno). Y he regresado con nueva sección, más relajada, más light, menos reflexiva, pero más entretenida... aunque pensándolo bien, no sé si es tan poco reflexiva.
Quiero invitarlas a que compartamos y seamos conscientes de lo que disfrutamos. ¿Para qué? (Una buena amiga me dijo que era mejor preguntar por las intenciones que por las causas). Para que podamos identificar las cosas buenas de la vida. Todos los días vivimos pequeños micromomentos de felicidad que al final de la jornada "deberían" (porque no siempre es así) darnos un saldo positivo. Decidí compartir este ejercicio porque casualmente en las últimas semanas me ha costado poder identificar las cosas buenas y he andado como un pitufo gruñón reclamando por cada segundo de mi día. He estado llena de trabajo, con muchos deberes, responsabilidades y hartas preocupaciones que no me han permitido ver que "cada día tiene su propio afán". Seguro a muchas de ustedes debe pasarles como a mí (por favor, no me digan que soy la única). Es por eso que les propongo compartir cómo disfrutamos las pequeñas, notables e invaluables maravillas de la vida.Y hoy partiremos con el sol de invierno. Como escribí hace algún tiempo, me carga la lluvia y el invierno. Me deprimen por completo, por lo que cada día que sale un minúsculo rayo de sol, como largatija quiero ponerme bajo de él. Amo las mañanas despejadas después de la lluvia, cuando sale el sol, pero ese sol que te llega a encandilar. Los disfruto sentándome en algún lugar a sentirlo, abrigadita, tomando tecito en mi jarrito, hasta sentir que tengo demasiado, demasiado calor. No hay cosa mejor que el sol en el invierno, sobretodo después de la aborrecida lluvia. Siempre, siempre, después de la lluvia sale el sol, así que siempre tendrás tiempo de disfrutar. Y ustedes...¿Cómo disfrutan el sol en el invierno?Revista En Femenino
Por @p0ps_ desde Chile