Revista Cultura y Ocio

Compañeros y factores

Publicado el 06 diciembre 2013 por Regina

Estaba convencida de que mis antiguos compañeros del G2 no se molestarían conmigo.  Un ratico manoseando este blog basta para convencerse de que soy un caso sin remedio.  Pero no fue el blog lo que hizo a los compañeros  que “me atienden”,  “profilactarme”  ayer por  la mañana.  Fue el consejo  –y la advertencia—de no participar en el Estado de SATS  programado los días 10 y 11.  Fueron enfáticos: No permitiremos la actividad. De nada sirvieron los argumentos de que prohibirla le daría más visibilidad, con las consecuencias que se derivan de descargar el poder de la Seguridad del Estado sobre un grupo de personas que por reunirse no van a derrocar al gobierno. Les recordé la  verdad que expresara Esteban Morales cuando dijo que el cáncer que daría al traste con el gobierno sería la corrupción y no la disidencia. Fue una conversación civilizada pues creo en el diálogo y no en la confrontación; sí les dejé claro mi interés como ciudadana y activista en la ratificación de los Pactos de la ONU. No sé si me creyeron cuando les aseguré que lo hago gratis.  Por parte de ellos hubo respeto, pero también un mensaje muy claro: Si vas, te detenemos.

Eso fue interesante.  Lo que sucedió por la tarde, no sé cómo calificarlo.  En medio de un almuerzo tardío, se aparecieron en mi casa cinco vecinos, cuatro de ellos de la inmediatez de mi casa, y la quinta, una desconocida.  La desconocida habló a nombre del grupo al que presentó como “los factores de la comunidad”.

Yo estaba sorprendida.  Me pareció un desenchuche la visita de “los factores” luego de la visita de la mañana. Para mis vecinos he sido indistintamente de los Derechos Humanos o Dama de Blanco, pero en esta oportunidad había ascendido a cabecilla contrarrevolucionaria  organizando una actividad.  La que habló por los demás, habló de los mártires, de la revolución y de la amenaza imperialista, para rematar con que no iban a permitirme la realización de dicha actividad.  Se sintieron un poco descolocados cuando les dije que les habían mentido, que no milito en ninguna organización ni organizo nada, pero estoy a favor de la democracia, la libre expresión, la libertad de asociación e información, y que por eso creo firmemente en la necesidad de la ratificación de los Pactos de la ONU.  Tuve la impresión muy fuerte de que mis vecinos no sabían de qué hablaba.  Se retiraron en silencio, sólo la vecina desconocida repitió: –Sepa que no se lo vamos a permitir.

He vivido en este barrio toda la vida, si algún día nos organizaran un mitin de repudio, tendrían que importar a los repudiantes.  Salvo la vecina desconocida que vive en otra cuadra y recibió la “orientación” de convocar a “los factores”, los demás estaban incómodos, hasta tranquilicé a una que se disculpó luego por la posición en que la habían puesto como militante del Partido.

A mis visitantes de la mañana y a los de la tarde: estamos en bandos opuestos, que cada cual piense y actúe según su conciencia, no hago el juego del odio y el revanchismo que detesto en ambos bandos.  Como dijera Nicolás Guillén: que se avergüence el amo.


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