Revista Cultura y Ocio

Compartiendo como antaño

Por Aceituno
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Un baile popular que nos encontramos en Yuncler (Toledo) con motivo de la celebración de un mercadillo medieval. La gente del pueblo aprovechó el evento para tocar y bailar en la plaza. La España profunda, auténtica y bella se desplegó ante nuestros ojos aunque pudimos tomar muy pocas fotos porque mi malestar, a esas alturas, era ya muy evidente y nos tuvimos que ir mucho antes de que terminase el espectáculo.

De todas formas creo que estas cinco imágenes dan una idea aproximada de lo que se vivió allí: nada del otro mundo pero si algo sincero y honesto, hecho con el corazón y sin pretender nada a cambio. Esta gente se pasa ensayando todo el año y eso les sirve para remarcar su identidad. En un pueblo pequeño es importante si perteneces al coro o eres hija de la panadera o del farmacéutico. Además los ensayos les sirven para salir de la rutina y para compartir. Pero compartir de una forma muy diferente a como se comparte hoy en día casi todo porque ahora compartir significa darle a un botón con la esperanza (o sin ella, da igual) de que otros vean lo que tú has visto y sepan apreciarlo (o no, también da igual).

Pero en los ensayos de este grupo de baile o de música, compartir significa mucho más. Significa charlar tranquilamente entre ellos, contándose cara a cara y con claridad lo que deseen contarse, escucharse sin disimulos, reírse y emocionarse con las anécdotas y sincerarse con el vecino. Comparten horas, que es de las cosas más sagradas que existen en el mundo porque el tiempo es irrecuperable y si decido pasarlo contigo es porque te doy un valor superlativo, un valor esencial que no le doy a otra persona. Ellos prefieren estar ahí haciendo eso antes que cualquier otra cosa porque si no, no irían puesto que nadie les obliga. Seguramente meriendan juntos, o se toman unos vinos con sus correspondientes tapillas. Simplemente se sienten orgullosos del resultado obtenido tras los ensayos, orgullosos de haber sido capaces de crear algo todos juntos y de mostrárselo a su pueblo cuatro o cinco veces al año. Orgullosos de compartir su trabajo con sus vecinos y de recibir sus aplausos.

Comparten de una manera sincera y leal, honesta y desinteresada, dedicándole tiempo y energía. Todo esto es mucho más que darle a un botón y así es como me gustaría a mí que fuese compartido el fotonauta, con algún comentario, contando lo que es, porqué existe, tomándote esos cinco minutos para explicarlo de una forma algo más pausada que simplemente apretando el botón de compartir. Incluso si, gracias al fotonauta, se inicia una charla sobre el cáncer, mucho mejor. Sobre lo difícil que es para los que están cerca, sobre lo injusta que es la enfermedad, sobre lo poco que la sociedad sabe el calvario que se pasa, sobre que le puede pasar a cualquiera en cualquier momento, sobre las formas de ayudar que existen… no sé, de esa forma sí me hace ilusión que la gente llegue a mi blog, porque lo han compartido con ellos de verdad, de corazón y sin prisas.

Claro que darle al botón de compartir siempre es bienvenido, pero tendría mucho más efecto si lo hacen de esta otra forma, como antaño, que va mucho más con la filosofía y la manera de entender el mundo que tenemos los que hacemos posible, cada día, la existencia del fotonauta.


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