El otro día me encontré con una amiga en un evento. Hablando con ella me preguntó cómo es que estaba colaborando en tantas organizaciones “sin ánimo de lucro” y sin cobrar nada, como TedxBarcelona, BLE o Empatis, entre otras actividades, además de asesorar a algún emprendedor a poner en marcha su proyecto personal. Tiene razón, colaboro altruistamente en varios lugares y foros de diferentes ámbitos, supongo que porque me gusta y porque actualmente tengo más buena voluntad, que trabajo. Otra cosa distinta es si me puedo permitir o no ese lujo de no cobrar, en estos momentos de mi vida…
Mi amiga me explicaba que estaba bastante harta de trabajar por y para nada, pues lo que hacía tenía un valor y éste debía pagarse con dinero. Tiene razón. Eso es algo que nos pasa a muchos profesionales independientes o freelancers! Hoy en día se está imponiendo esa cultura “cool” de trabajar sin cobrar y de que te pidan en aras de “compartir”, aunque sea por una buena causa. Aunque es verdad que, como mínimo y a estas alturas de la vida, las causas ya las elijo yo! Sin ir más lejos, ayer me contactó una empresa de formación en RRHH -a través de este mi Blog- para ver si podía trabajar gratis llevando su comunicación. Tengo experiencia en ello, me apasiona mi trabajo como consultor… pero no, gracias! ¿Pretenden acaso lucrarse ellos de mi trabajo y mi pasión, sin pagar?
Quizás ahí radique el error. Mi trabajo -cobrado o no- es mi pasión. Y tal vez por ello he dedicado demasiadas horas en mi vida a trabajar por nada o mal pagado, por culpa de mi pasión. Está muy bien que las personas encontremos aquello que nos guste hacer y pongamos toda nuestra pasión en llevarlo a cabo. No sabría trabajar de otra manera, hoy… y desde siempre. Pero uno no puede ser víctima de la pasión, hasta el extremo de no cobrar o trabajar más de lo que te pagan. Lo reconozco, más vale tarde que nunca, estoy aprendiendo a hacerme valorar como profesional y, en todo caso, si quiero colaborar compartiendo mi dilatada experiencia profesional, debe ser por una buena causa y como una opción libre…
Cuando monté mi propia consultoría hace ya mucho tiempo, cada año seleccionaba una ONG para la cual trabajar sin cobrar mis honorarios. Era mi personal aportación a la solidaridad y a la ayuda social. ¿Qué mejor que dedicar mi tiempo, energía y talento en una buena causa ajena, en vez de hacer una aportación dineraria, siempre limitada e insuficiente? Creo que el talento con que la vida (o llámale como quieras) te ha obsequiado es la mejor aportación al mundo y debe de ser compartido con los demás, sobre todo si les ayuda. Y eso hago desde entonces…compartir mi talento, sin más!
Seguramente los tiempos han cambiado y esto se ha convertido en una sutil exigencia social, con la que muchos presuntos empresarios y emprendedores inexpertos y/o soberbios y vanidosos llevan a cabo sus proyectos, basándose en la precariedad del mercado laboral actual y en la buena fe… de los demás. Sin ir más lejos, muchos gurús e iluminados del Management y del Coaching (no diré nombres, son de sobra conocidos y famosos) crean una “estructura de voluntarios” jóvenes e ilusionados que trabajan gratis para ellos, promocionándolos y, a la vez, dándoles notoriedad, cuando la mayoría de las veces son un “bluff”. Estamos en un mundo en que si álguien repite el nombre de alguien mil veces y en distintos lugares, éste álguien se convierte en una “celebridad” y, llegado el momento, cobra por ello.
Continuará…