Los primeros años de vida, en la infancia, son los más importantes para una persona, ya que estos representan una parte primordial para el desarrollo de cada individuo. Si bien el ambiente que se de en estos primeros años también son sumamente relevantes, no solo las experiencias vividas contribuyen con una adecuada maduración neurobiológica. Por ende en los seis primeros años de vida en un niño son fundamentales, el cuidado que puede recibir, y las experiencias que se les brinden y vivan tienen una gran relevancia para su desarrollo y posterior aprendizaje. Es obligatorio reconocer este proceso, ver de forma analítica que experiencias pueden ser enriquecedoras para el infante y pensar o tener claros que actividades son las que más benefician a las niñas y niños de estas edades.
Durante mucho tiempo se creyó que el desarrollo comunicativo y afectivo, junto a una adecuada alimentación y salud, eran los únicos factores en los que se debía orientar la educación de los niños y niñas pequeños. Sin duda alguno esto es totalmente cierto más sin embargo no responde a una evolución completa del niño o niña; en los últimos años una investigación neurolingüística, pedagógica y evolutiva ha resaltado la importancia que la educación artística y la creatividad, por medio de la música, la pintura, el canto, el baile o el teatro.
Un grupo de maestros nos ayudan a comprender estas cuestiones y también a recordarnos que el rol del docente esta más en escuchar que hablar, en proponer que dirigir, en preguntar o plantear entornos que configuren retos exitosos para el niño, además de crear un entorno estético para crecer en un entorno donde la sensibilidad es visible. Maestros que saben acompañar y crear situaciones que permitan a los niños poner en juego todas sus capacidades.
Formación compartida junto a Rita Noguera, en el Centro de Educación Infantil del Ministerio de Fomento.Mil gracias por permitir vivir estos procesos compartidos.