Las relaciones comienzan con una llamada de atención, siguen construyéndose con palabras de explicación, se transforman en diálogos y terminan profundizándose en el compartir experiencias. Si no sucede alguna de las fases no tienes una relación óptima con tu interlocutor. No tienes una relación de confianza con el receptor de tus mensajes. No hay estimación alguna de éxito, si saltas algún paso porque terminas creyendo, en el fondo, que estás exento de participar de todo el proceso.
Construir una experiencia de marca no te deja en posición de riesgo si tienes claro las estructuras básicas que potencian el diálogo, las palabras que te explican y como ejecutas las llamadas de atención. Un proceso creativo, usado como herramienta se desarrolla en la misma estructura pero transita en sentido contrario. La llamada de atención, las palabras y los diálogos se inician en el momento que todos comparten la experiencia.
Resulta impactante el último intento publicitario de Movistar, ellos gritan la consigna de compartir experiencia pero ¿realmente pueden compartirla sólo con un deseo expresado en forma de discurso y no de diálogo? ¿Se puede compartir experiencia sentado en un sofá mientras el otro me cuenta?
Una experiencia es acción y sin una completa estructuración de esa palabra, no se está construyendo ninguna experiencia compartida.
Cambiar un nombre por otro nombre, no es tampoco una solución muy efectiva cuando hay circunstancias previas que evitan que el receptor del mensaje pueda identificar a la marca con un abuelo creativo y divertido, por el momento. Se precisa más trabajo y un poco más de esfuerzo para volver a ganar la confianza de un usario descontento por muchos servicios pagados y no resueltos.
Compartir luego un macro evento donde suceden sin previsión, sin premeditación, sin revisión acciones más o menos bellas, espectáculos más o menos significativos tampoco confieren valor al objetivo de compartir experiencias. Tener la certeza de que un espectáculo hermoso dotará de contenido un mensaje, no resulta del todo cierta si la exposición de la manifestación artística elegida no ha sido pasada por todo el complejo entramado de un proceso creativo que no pierda de vista en ningún momento todos los elementos, que se han de trazar, para alcanzar un objetivo concreto.
Tener la certeza de que un espectáculo hermoso dotará de contenido un mensaje, en realidad, corresponde a una falta de interés por conocer, por profundizar y por elaborar un trabajo serio, comprometido, competitivo y carente de resistencia. Denota un claro desequilibrio de diálogo entre los agentes de la estrategia de cambio en la empresa y los protagonistas de la elaboración de las manifestaciones artísticas ofrecidas.
Hacer un copia - pega creyendo que se hace marketing de experiencias es el camino más corto para llegar a una recuperación de la inversión excesivamente limitada.