Revista Política
La complicación que está adquiriendo el panorama político almanseño va tomando proporciones importantes. Y eso que sólo llevamos cinco días de legislatura.
Por un lado, el Sr. López, continúa anclado en el insulto diario, permanente, obsesivo y gratuito contra el PSOE en general y Paco Pardo en particular, al mismo tiempo que repite, una y otra vez, como si fuera un mantra, eso de "incultooos..., que sois unos incultooos..., desagradecidooos... no os merecéis naaada...", frases que últimamente dedica a esa inmensa mayoría de ciudadanos que, democráticamente, no han confiado ni en él ni en los suyos. Con gesto de pocos amigos, parece haber decidido sentarse en la puerta de la sede de su Partido Independiente, esperando ver pasar ante él el cadáver de su enemigo. Lo que sucede, a estas alturas, es que cada vez está menos claro quien es su enemigo. Si hace unos días los independientes votaban al Sr. Núñez en la elección a alcalde, hoy parece que los que han sido botados son ellos (¡cómo cambian las cosas con una sola letra!). Aunque formalmente parecen seguir queriéndose, los rencores pronto han salido a flote tras el fracaso en las negociaciones que han mantenido para dar forma al pacto "a cambio de nada". La continuación en las delegaciones ofrecida por el PP a los concejales independientes no parece contentarles suficientemente. Al menos, al Sr. López, ya que la Sra. Tomás y el Sr. Blanco mostraron públicamente su disposición a retomar sus antiguas responsabilidades (y sus antiguas remuneraciones, todo sea dicho). El Sr. López deseaba, seguramente, obtener algo más, al menos, alguna tenencia de alcaldía, su anhelada "coordinación de concejales" o, en su defecto, algún otro tipo de dádiva extra-electoral. En triste soledad, los independientes han pasado en pocos días de la euforia del "aquí seguimos mandando nosotros con nuestra llavecita" a la estupefacción por el revés recibido (primero en las elecciones, después en sus aspiraciones). Aunque, desde luego, aún continúan con la posibilidad de cambiar sus tres votos por otro tipo de cromos.
Esta situación, probablemente no prevista por el Sr. Núñez, ha terminado suponiendo que los ocho concejales populares asuman toda la responsabilidad del gobierno municipal. Pero de los ocho, uno es alcalde, el Sr. Núñez, por lo que sólo nos quedan siete. Y si éramos pocos, parió la abuela. O dicho en términos políticos almanseños: nombran a Núñez presidente de la Diputación (desde aquí reitero la felicitación que personalmente le he trasladado por este nuevo paso en lo que verdaderamente le importa: su promoción). El efecto práctico e inmediato es que de siete concejales efectivos pasarán a ser seis, pues el primer teniente de alcalde será quien terminará ejerciendo la realidad diaria de la alcaldía mientras el Sr. Núñez dedica la mayor parte de sus esfuerzos y su tiempo al resto de la provincia. Difícil panorama se les dibuja a la plantilla de populares que, llegados por primera vez a la política, les han dejado de la mano de Dios nada más empezar.
En conclusión, en Almansa tenemos un partido mayoritario con nueve concejales, el PSOE, al que no han permitido constituirse en gobierno. A un Partido Independiente que sólo ha demostrado que, con tal de impedir que nosotros gobernemos, hace todo lo humana e inhumanamente posible para conseguirlo, dejando a un lado el interés general y el acometimiento de los problemas de la ciudadanía. Y un Partido Popular que, tras rechazar nuestro generoso ofrecimiento para gobernar juntos y consensuadamente, ha terminado mostrando una imagen de absoluta irresponsabilidad y falta de lealtad con la gobernabilidad del ayuntamiento y una codicia, personificada en el Sr. Núñez, que sólo atiende al interés personal y político del que ya es alcalde ausente. Aunque todo esto no han hecho más que empezar.