Revista Coaching

Comportamiento Organizacional: Controladores y aprendices

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Comportamiento Organizacional: Controladores y aprendicesEn un extremo están los controladores. Son aquellas personas que saben, o creen saber, cómo son las cosas. Creen que su punto de vista es el correcto, lo que automáticamente invalida el punto de vista de quien pueda opinar de forma diferente. Por ello intentan imponer el suyo. Su autoestima está basada en tener la razón, y eso explica por qué dedican tanta energía a hacer creer a los demás que están en posesión de ella. Como habrá advinado, la diversidad no es precisamente un espacio en el que se encuentren cómodos. 

En el otro extremo están los aprendices. Ellos saben que su forma de ver el mundo sólo les permite acceder a una parte del rompecabezas y que este se pueda completar compartiéndolo con los demás, e invitándoles a que ellos también compartan sus piezas y jueguen a crearlo en un ejercicio de aprendizaje mutuo. Su autoestima está basada en mantener una actitud abierta y en invitar a los demás a compartir sus puntos de vista. 

Los controladores viven en la arrogancia, en la creencia de que sus propias perspectivas y opiniones son las correctas y, por tanto, en que todos los que piensan de manera diferente están equivocados. Los aprendices viven en la humildad, en el respeto y la aceptación de las opiniones de los demás, pues explorar estas opiniones les ayuda a trabajar en una visión más completa. 

Las organizaciones que se construyen sobre el aprendizaje y la humildad saben rentabilizar la inteligencia colectiva que conforman las personas que trabajan en ellas. Aprovechan la diversidad y se interesan por crear relaciones ganar-ganar. Sus directivos definen los objetivos y estrategias de forma consensuada en un ejercicio en el que comparten sus opiniones y escuchan las de los demás. 

Aquellas que se construyen sobre el control y la arrogancia parten de que las personas con responsabilidades en la dirección se hallan en posesión de la verdad, y de que hay que protegerse y derrotar a quienes puedan albergar puntos de vista alternativos. Estas organizaciones renuncian a desarrollar la inteligencia colectiva, pues no creen en ella, y se limitan a imponer su pensamiento único. Gran parte de la energía de las personas se dedicará a defender objetivos que se han definido de manera unilateral y a manipular cualquier información que pueda contradecir “la verdad oficial”. 

Con estos cimientos, la organización se convertirá en un caldo de cultivo para el desarrollo actitudes defensivas y controladoras, de agendas ocultas, de alianzas personales y de manipulación y ocultación de la información. 

Las personas que le rodean aportan diversidad a la vida. Puede reprimir esta diversidad imponiendo sus puntos de vista o puede aprovecharla. A través del diálogo esa diversidad puede generar una inteligencia colectiva con una capacidad superior a la suma de nuestras inteligencias individuales. Y esto es muy importante si tenemos en cuenta que la magnitud de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy en día requiere soluciones complejas y desarrolladas a partir de la colaboración. 

Protéjase de la arrogancia y del pensamiento único: existen tantas formas de ver nuestro planeta como personas viven en él. Si usted considera que la suya es la mejor o la más privilegiada es posible que deba revisar sus creencias.

Autor José Luis Pérez Huertas  


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