Revista Diario

Cómprame algo

Por Sandra @sandraferrerv
Cómprame algoSemejante lindeza me soltó el otro día mi bebé gigante cuando entramos en una de esas tiendas de todo a un euro. Le daba igual lo que le comprara, aunque hubiera sido un tupper o un rollo de papel de envolver. Como vio que yo no le hacía ni caso, atacó por otra flanco. Con su padre que se fue.
- Papá, cómprame una pistola de agua
- No
- Papá, esto
- Noo
- Papá, una trompeta
- Nooo
Y así hasta que conseguí llegar a la caja y pagar una triste diadema que le había comprado a mi pequeña foquita porque ahora se dedica a comerse los clips del pelo en el coche mientras vamos a buscar a su hermano al cole. Pero eso es otro tema.
El berrinche que cogió cuando vio que llegábamos a la puerta de la tienda y no había conseguido su cometido fue de lo más. De lo más bochornoso, claro. Sentado en el suelo, gritando, rugiendo (sí, ahora le mola rugir).
Y ahora viene la pregunta. ¿Me habría ahorrado el berrinche si le hubiera comprado algo? ¿Mi tranquilidad habría costado 0,75 céntimos de euro? Sí. En ese momento sí. Pero sé que la próxima vez que hubiéramos vuelto a la tienda, me habría pedido otra cosa porque la cosa que le habría comprado la vez anterior ya se habría perdido en la cesta de la indiferencia. Sí, esa cesta de juguetes que pajolero caso les hacen cuando han conseguido sacarlos de la tienda.
¿Y por qué lo sé tan segura? Pues porque, efectivamente, días antes cometí el error de comprarle algo. Total, por 0,75 céntimos...
Más pena que a mí no le da a nadie ver a mi hijo llorar. Que monte un espectáculo en la calle, ya me trae sin cuidado. Me importa más su educación. Y si para educarlo tiene que montar espectáculos, pues bueno, qué queréis que os diga. Al cabo de menos de 3 minutos, después de que su padre le explicara que cada día no se pueden comprar juguetes ni caprichos, se conformó. Sí. 3 minutos. Llegó al parque y se puso a jugar tan feliz con su hermana.
A veces tenemos que enfrentarnos a nuestros hijos para educarlos. Y porque tengo la firme convicción que será más feliz teniendo menos cosas que consiguiendo siempre lo que quiere. Y porque es importantísimo que aprenda a gestionar sus frustraciones.

Volver a la Portada de Logo Paperblog