Revista Maternidad
El Jueves salí de compras con mi hijo Sergio y como no. No pude resistir la tentación de parar en una de mis tiendas de detalles favoritas, ‘Casa’. No tenia ninguna intención de comprar nada. No necesitaba nada y bajo ninguna circunstancia iba a comprar velas, platos o menaje de cocina.
Pero llegue a un pequeño rincón de la tienda y tuve que parar. Lo vi, se lo enseñe a Sergio y me dijo: “¡Mami! Eso lo podemos colgar en la puerta de casa.” Con solo esa frase me convenció e irremediablemente lo tuve que comprar.
Ya me mente empezó a justificar mi compra y conseguí una larga lista de buenas razones por las que me debería llevar ese simpático articulo por solo 2,99 Euros.
Cuando llegue a casa enseguida obligue a mi marido sacar el martillo y una alcayata de acero para colgar mi nueva adquisición.
Queda bien, ¿eh?
Y te puedes creer que acerté con el color para que conjuntara con el adorno de la puerta que hice hace unos meses. Parece una cosa que no tiene mucho misterio eso de conjuntar pero yo suelo ser un desastre para ello.
Rebecca