Publicado en ValenciaOberta.es
Ha llovido ya un par de veces desde que el Ayuntamiento de Valencia pasara a manos de Joan Ribó y el pacto tripartito de la Generalitat aupara a la dupla formada por Puig y Oltra a la dirección de los destinos de esta nuestra Comunidad (Valenciana). Este momento es tan bueno como cualquier otro para hacer un somero balance. Los cambios de año se prestan.
Queda atrás la imagen del nuevo alcalde llegando en bici al ayuntamiento. Lejos están las promesas de nuevos gastos – hoy tenemos ya los gastos encima – y todos aquellos gestos a los que los políticos nos tienen acostumbrados. Los gestos son muy importantes en política, créanme. No sé qué pensaran los votantes de la formación naranja local. Qué balance hacen. Lo de la bici no casa bien con arrancar miles de árboles para ahorrar costes. Me parece. No sé si eso es incumplimiento de su programa o sus principios. Igual se lo perdonan por ser de los suyos. O tal vez se han enterado que los árboles también generan dióxido de carbono de tanto en tanto y han pensado… Va, tira!. Los más anticlericales estarán encantados con lo de las magas que ya comentamos aquí la pasada semana, pero no sé qué les parecerá que la pareja de Ribó asesore a la Conselleria de Educación, la de Oltra dirija el Gabinete de la de Igualdad o que Gloria Tello y Mireia Mollá hayan colocado a familiares cercanos en cargos de designación política. Al PSOE parece que le empieza a picar que Compromís abandere los gritos contra el nepotismo ajeno mientras soslaya deliberadamente el suyo. Mientras se arreglan para subir los impuestos, para eso sí.
Recuerdo en mi adolescencia aquello de Filesa, Malesa y Time Export. Luego han venido EREs, Gürtel, Valmor, Bárcenas, Cajas de ahorros y un sinfín de casos. Todo lo que aquí se expone demuestra que hay un problema sistémico. Los que ya estaban están absolutamente infectados y los que vienen se contagian a marchas forzadas. Excusas pobres del tipo antes lo hacían otros solo sirven a inanes mentales. Que los hay. A aquellos que votaron de buena voluntad a los de Oltra pidiendo cambio, que también los hay, les vaticino el inmovilismo de siempre. Mismas formas y, en consecuencia, mismos resultados que con PP o PSOE: Corrupción y enchufismo. Trinque. Y ya han empezado. Espero que se den cuenta.
Las causas del mal, no obstante, hay que buscarlas en otra parte. En un sistema que proporciona al político electo infinidad de mando sobre el presupuesto y las instituciones. Un sistema sin separación de poderes real. Los gestos encaminados a contentar a las facciones más ideologizadas de sus votantes entran dentro de toda lógica política. Los gestos encaminados a copar y parasitar las instituciones entran, por desgracia dentro de la lógica del propio sistema. Esto es lo grave.
Nadie parece dispuesto realmente a levantar las alfombras. A devolver la soberanía personal a su legítimo propietario: todos y cada uno de nosotros. No hay movimientos en la dirección correcta hacia un cambio real. A establecer cordones sanitarios entre el político y el resto de la función pública. Si hay paises menos corruptos que el nuestro no es porque daneses o finlandeses sean más honrados. No. Es simplemente porque se han dado un modo de funcionar donde el dinero está mucho más alejado de los vaivenes de las urnas. Donde la justicia no se mezcla con la política. Donde los funcionarios funcionan relativamente independientes de las ocurrencias de sus jefes electos.
Desengáñense queridos contribuyentes. No somos más que marionetas en su teatrillo. No piensan devolver el poder a la gente, sino parasitarnos como nos han parasitado otros. No va a cambiar nada sustancial, porque son esclavos del sistema en el que quieren vivir. Son sistema. Son casta. Los verdaderos antisistema están en otra parte. Existen. Existimos. Exigimos desmontar este despropósito. Una administración a nuestro servicio. Libertad sobre nuestras vidas. Con lo que tenemos hoy en día, jamás se empoderará al ciudadano. Se le secuestra la voz durante cuatro años. La voz y el bolsillo.
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