Cuando las instituciones juegan con fuego, acaban quemando a los ciudadanos a los que representan. Gijón vuelve a aparecer en los medios internacionales como un reducto de exclusión contra los judíos en pleno siglo XXI. No podía acabar de otro modo. Tras mociones discriminatorias, antisemitas, que conculcan Derechos Humanos y exudan odio y fanatismo, tras mentir a la opinión pública diciendo que las instrucciones explícitas a empresas municipales para evitar contacto con empresa israelíes y españolas con alguna asociación con israel eran sólo expresiones políticas, la elección de Gijón como sede para el encuentro de fútbol de carácter oficial entre las selecciones de España e Israel el próximo 24 de marzo, pone en evidencia al Ayuntamiento de Gijón que aprobó señalar con dedo acusador al estado de los judíos (y sólo al de los judíos), convirtiendo a la ciudad en un espacio “judenfrei”, al puro estilo mafioso y totalitario de los años 30.
La Alcaldesa, Carmen Moriyón, es responsable por no dirigir a su grupo Foro Asturias hacia una postura contraria sin paliativos al boicot ilegal (como ha demostrado el Tribunal Superior de Justicia de Asturias en relación a medida equivalente en Langreo, entre múltiples decisiones judiciales contrarias al boicot inconstitucional a Israel). Prefirió abstenerse, permitiendo el abuso y haciendo de nuevo de títere ante IU-Podemos. En su mano está, revocando dicho boicot, como le han ofrecido PP y Ciudadanos, lavar la imagen internacional de una ciudad excepcional que se ha visto marcada ineludiblemente con la infamia del sectarismo judeófobo.
Y qué decir de la postura cobarde, impresentable, de José María Pérez, Portavoz del PSOE en el consistorio gijonés: «no creo que sea la mejor decisión» que Israel juegue el partido en Gijón. En una cosa tiene razón: ¿para qué se iban a someter la selección de fútbol de Israel y sus seguidores a una humillación y una encerrona de estas características? Pero queremos resaltar que esta lamentable postura contradice la pauta marcada por su partido respecto al BDS, concretamente la Secretaría de Cultura y Movimientos Sociales, que determina que el BDS “no es propio de nuestros tiempos, de nuestro ordenamiento jurídico ni de nuestros valores”, entre otras condenas manifiestas. Pero es que sumar al matonismo del boicot al Partido Socialista, con vínculos históricos de amistad con la única democracia de Oriente Medio es una barbaridad. Un error histórico en el que parece persistir el Sr. Pérez, situando a un partido constitucionalista en la marginalidad política y en el papel de comparsa de IU – Podemos. Por eso apelamos a Javier Fernández, Presidente del Principado y de la Gestora que dirige el PSOE, a que ponga un poco de moderación y cordura en su grupo municipal gijonés. Si no, tras presenciar la agresión a los asistentes a la representación teatral de un grupo israelí y a los policías que los protegían, tras hacer imposible un partido de selecciones nacionales en la cuidad, acabarán siguiendo, ya lo veremos, los boicots a los cruceros que hacen puerto en Gijón y son propiedad de empresarios comprometidos con la democracia israelí. O el boicot a múltiples empresas de tecnología (desde Facebook, Apple, Intel o Google a HP, IBM o Microsoft, que desarrollan sus soluciones y productos en Israel.
El odio y el sectarismo no tienen límites.
Fuente: Acom