Con el auge de las startups y el emprendimiento, los “hubs de innovación” comenzaron a ganar relevancia como espacios físicos o virtuales que fomentan el desarrollo de soluciones disruptivas y la colaboración. No es casualidad que estos hubs tengan mucho en común con los espacios de trabajo flexibles: ambos crean el ambiente ideal para el networking y la generación de sinergias entre equipos, elementos esenciales para la innovación.
Los hubs de innovación empezaron a ganar terreno en la década de los 2000, dentro del contexto de la “economía del conocimiento”, en la cual el intercambio de ideas y la colaboración se consolidaron como recursos fundamentales para el crecimiento empresarial. Desde Silicon Valley, donde nacieron muchos de estos primeros hubs, comenzaron a reunir a profesionales de distintas disciplinas, creando redes de conexión para impulsar soluciones innovadoras.
Tal ha sido su impacto, que las ventajas de los hubs de innovación han influido en el diseño de los espacios de trabajo actuales, los que han evolucionado a espacios flexibles, que facilitan la colaboración, potencian la innovación, e incluso impactan positivamente en la productividad. Según un estudio de Harvard Business Review, los espacios colaborativos pueden incrementar la productividad de los equipos en un 20% a 30% en comparación con los modelos de oficina tradicionales.
“La flexibilidad y la adaptabilidad son claves para fomentar la innovación, y eso es exactamente lo que ofrecen los espacios de trabajo flexibles. Ubicados en puntos de alta conectividad, con tecnología de punta y áreas diseñadas para fomentar el networking, estos espacios atraen tanto a emprendedores y startups como a grandes empresas”, comenta Ignacio Zamora, Business Manager de WeWork Chile.
Sentando las bases de una nueva forma de trabajar
Los hubs de innovación y los espacios de trabajo flexibles comparten una misión común: crear un entorno donde la colaboración y el intercambio de ideas puedan florecer. Algunos factores que los convierten en aliados estratégicos incluyen:
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Flexibilidad y adaptabilidad: espacios de trabajo flexibles como los de WeWork, brindan un ambiente diseñado para trabajar de forma ágil y creativa, priorizando la innovación y la colaboración. Entre las razones que los hacen los favoritos de startups y quienes comienzan con su primera oficina, están equipados con lo necesario para la operación diaria, como wifi, acceso a impresoras, salas de reunión y estaciones para hablar por teléfono, entre otras instalaciones. Además, ofrecen áreas para eventos y talleres, así como zonas comunes que fomentan el networking.
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Aumento en la productividad: los profesionales que trabajan en ambientes diseñados para la colaboración y el intercambio de ideas tienden a ser más productivos y creativos. Esto se atribuye a que en estos entornos, las personas pueden compartir conocimiento de manera orgánica, lo que facilita la innovación y acelera el desarrollo de proyectos.
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Atracción de talento: los hubs de innovación, diseñados para ser dinámicos y colaborativos, son un imán para las nuevas generaciones de talento que buscan propósito y flexibilidad en su lugar de trabajo. Esto es especialmente relevante para millennials y la Generación Z, quienes valoran un entorno que fomente la conexión y un propósito común.
Los hubs de innovación y los espacios de trabajo flexibles han sentado las bases de una nueva manera de trabajar, donde la creatividad y la colaboración alcanzan un nuevo nivel. Con el compromiso de ofrecer soluciones flexibles, tecnológicas y colaborativas, representan una ventaja estratégica para quienes buscan concretar proyectos y soluciones innovadoras en un mundo laboral en constante evolución.