A todos los niveles, tanto en una empresa como en un gobierno, no sólo hay que tomar medidas adecuadas, sino que hay que saber comunicarlas. Hay que saber venderse.
Los gestores de mayor éxito han sabido venderse bien. Véase el caso de Jack Welch de General Electric.
Los políticos españoles actuales tienen importantes limitaciones en sus capacidades de comunicación, tanto domésticas como (mucho peor) en el resto del mundo. Se venden mal. Ya le pasaba, por ejemplo, a nuestro anterior jefe de gobierno (Rodríguez Zapatero) y le sigue pasando al actual: Mariano Rajoy.
En eso, como en otras muchas cosas, los países de nuestro entorno nos sacan una gran ventaja: véase Monti o Sarkozy.