Céntrate en la respiración, cada vez más lenta, cada vez más enfocada hacia el centro de tu Ser, de tu Energía Vital…, de esa Energía Divina que cada uno lleva en su interior; una vez localizado céntrate en ese punto, en la luz que desprende, en las sensaciones que te transmite… Ve un poco más allá e intenta visualizarlo. ¿Cómo es? ¿Qué tonalidad tiene la luz? ¿Qué elementos hay allí? ¿Estás sólo o acompañado? ¿Quién está? ¿Qué te transmiten?
Dedícate a sentir plenamente las sensaciones que, en el silencio y centrado en tu interior, irás percibiendo.
Ahora es el momento en que puedes llamar a Seres con quien compartes una energía similar, una función parecida; aquellos con quien compartes, les conozcas o no, los mismos objetivos vitales.

Siéntete agradecido por este momento en que has compartido la energía que a todos nos une; siente el poder y el conocimiento recibido.
Dedica unos minutos de silencio a permanecer sin más en tu Centro, ahora la comunicación es contigo mismo, con tu Yo Superior. Procura mantener la mente en blanco, sólo disfrutando del bienestar que allí te rodea y de las experiencias o sensaciones que puedan venirte.
Cuando quieras, vuelve a tomar conciencia de tu respiración e imagina que un círculo que nace desde tu Centro se va abriendo poco a poco, de esta manera vas tomando conciencia de tu cuerpo. Cuando estés preparado/preparada abre los ojos.


