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Con aspecto de bruja, a su pesar

Publicado el 19 julio 2010 por Kotinussa

Cuando he ido a ponerle una etiqueta a esta entrada he dudado un poco. Quería expresar con una palabra la forma de ser de las personas que no se resignan con lo que son, y no lo he logrado exactamente. Lo más parecido que se me ha ocurrido ha sido “Insatisfechos”. También he pensado en “Obsesivos”, porque asimismo encaja bien con nuestro personaje de hoy. Pero, al fin y al cabo, la etiqueta tampoco es tan importante.

CON ASPECTO DE BRUJA, A SU PESAR
No soy quién para decir con autoridad que esta mujer está desequilibrada. A mí me lo parece. Y creo que su desequilibrio se basa en una negación de su realidad, de lo que es. Una mujer de 52 años que se niega a asumirlo. Y esa negación le hace comportarse de una forma que deja aún más en evidencia lo que pretende negar y ocultar.

Cada noche se aplica un gel antiojeras que cuesta alrededor de 600 euros cada bote. Utiliza cremas antiedad y serums para cara y cuerpo con un coste de unos 9.600 euros al mes. También sigue un tratamiento de belleza nocturno a base de una crema y un traje de plástico que supuestamente ayudan a que su piel se rejuvenezca. Esto cuesta casi 62.000 euros anuales. Tiene una exclusiva máquina que elimina la celulitis, un mecanismo que le cuesta 48.000 euros. Para ejercitar sus músculos sigue un programa llamado ‘Gyrotronic Expansion System’, que cuesta 24.000 euros al año. También sigue un tratamiento mediante el que se inyecta relleno en las manos para que sean menos delgadas y parezcan más jóvenes. Este método cuesta unos 4.200 euros.

Obsesionada por su figura, mantiene una estricta dieta. Tiene un nutricionista y un chef que le prepara su comida macrobiótica. Verduras orgánicas, avena, soja y pescado blanco son los componentes esenciales de su alimentación. No bebe agua del grifo, ni siquiera agua mineral. Sólo bebe agua pura de la Kabbalah. Cada botella tiene un precio de siete euros.

Todo ello suma unos 675.000 euros al año. Aparte de eso, en la casa que ha comprado en Nueva York hace sólo semanas va a gastarse 1’7 millones de dólares en añadirle un completo gimnasio. También añadirá un completo salón de belleza junto a su dormitorio.

La obsesión por la delgadez y el hecho de que no hay cremas en el mundo que detengan lo inevitable le dan un aspecto al natural que, a mi entender, es más de bruja que de otra cosa. Pero, aunque luciera fantástica, seguiría pensando que no deja de ser una pobre desequilibrada.


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