En ocasiones lo emocional casi “empaña” (en el buen sentido de la palabra) lo comercial. Es justamente en esos casos, cuando la carga emocional es comprendida a la perfección por el consumidor, cuando la eficiencia de la comunicación se multiplica exponencialmente. Sólo de esta forma, logramos conocer la inteligencia emocional de una marca, que igual que para las personas, es esencial para la supervivencia de cualquier marca en el mercado.
Es así como Unilever presenta su última campaña (¿Por qué traer un hijo al mundo?). Bajo el paraguas del proyecto Sunlight, Unilever reflexiona sobre las bondades (o no tanto) de éste nuestro mundo y el futuro que espera a nuestros hijos y nietos. Para aumentar la carga emocional, los protagonistas y portavoces son futuros padres, que están a punto de afrontar una de las decisiones más importantes y trascendentales de sus vidas. Creación de Ogilvy & Mather y con una estética y estrategia muy similar a la que lució Dove hace algún tiempo, esta campaña derrocha ternura, delicadeza, amor y seguramente optimismo. Esa misma positividad que consolida la comunidad Unilever, el principio de un (posible y esperado) mundo mejor. Una forma brillante de reducir la distancia con el consumidor, hablar en corto y con el corazón en la mano y la sensibilidad a flor de piel. Ecuación de éxito asegurado.