Era miércoles aquel 5 de Mayo, el tiempo en Madrid muy parecido al de hoy. En Madrid las primaveras son así, sol mañanero, tormenta a la tarde y vuelta a empezar al día siguiente. Mientras tanto una corrida y otra suspendida en Las Ventas. Hacia una par de semanas que nos habían trasladado de las Salesas a la que fue nuestra residencia durante una temporada, allí estaban Simon, Tamames, Marcelino, y Romero Marin,a los que no vimos ya que nuestra galería, "reformatorio", no estaba cerca de la sexta, y los cruces por los pasillos con otros residentes era difícil. Solo una vez me cruce cuando iba a comunicar con Romero, a quien no conocía y fue el funcionario que me acompañaba, quien hizo las veces de informador y me comento que aquel hombre bajito, con el pelo completamente blanco, era teniente coronel del ejercito ruso.
Serian como las 12 de la mañana, cuando mientras estábamos en el patio nos avisaron a Victor y a mi que teníamos comunicación en abogados. La verdad que nos extraño, porque solo hacia un par de días que habíamos estado con ellos firmando las denuncias por malos tratos, pero nos encaminamos rápidamente a los locutorios en los que hablábamos con nuestros defensores.
Al entrar a la minúscula salita, nos encontramos al otro lado a José Manuel, que nos recibió con una amplia sonrisa a la vez que nos mostraba el nuevo periódico del que se venia hablando ya hace algunos meses. Era el numero dos de EL PAÍS.
José Manuel nos leía de forma acelerada lo que el nuevo periódico contaba ese día, en portada, la necesidad de reconocimiento de todos los partidos, como requisito para entrar en Europa, los EE.UU. y la OTAN esperaban la democratización en España, nos contó también que, representantes de veintisiete partidos comunistas europeos todos, con excepción de Islandia y Albania, estaban reunidos en Berlín oriental para dar los últimos toques al documento previo de la Conferencia comunista paneuropea, el Concilio Rojo que podría inaugurarse este verano. José María Gil Robles escribía un articulo sobre las Cortes Constituyentes, también nos leyó la sección de deportes, sociedad, casi hasta los anuncios por palabras.
Este fue mi primer contacto con EL País, entonces todas las esperanzas estaban en el.Mucho ha cambiado España, mucho hemos cambiado nosotros, el País también, pero sigue siendo un periódico de referencia, sin duda no es el peor de nuestros diarios. Yo este día lo metí en mi mochila, en la mochila de mis recuerdos.