Con el resultado de las elecciones en España (una mayoría absoluta y nuevos y múltiples partidos pequeños en el parlamento), y tan y como están las cosas de la economía nacional y europea (ver mapas actualizados), lo mejor debería ser lograr un "pacto de Estado".
En primer lugar, para estabilizar el resultado efectivamente previsto, con un gran perdedor que -con una genuina y no ingenua visión de Estado, en plan win-win y sin tentaciones de win-lose, como de costumbre- parece que convendría no marginar excesivamente.
En segundo lugar, porque -ya se ha visto en Grecia y sobre todo en Italia- los nuevos gobiernos, con todos los aires tecnocáticos y de conexiones empresariales previas entre sus dirigentes, como posible rasgo de credibilidad, no han contenido en nada los vaivenes financieros de la deuda soberana. Al contrario, comienza la expansión del contagio (francés, etc.) y el miedo estadounidense. Y la señora Merkel no quiere saber nada de respaldos en el BCE.
En fin, tampoco sobra recordar que la función primaria de los políticos es ocuparse de la situación de la ciudadanía que les ha votado en una convocatoria estatal. Eso implica de entrada considerar en primerísimo lugar -y en plan Fuenteovejuna: en principio con visión de Estado- de la multitud que está padeciendo el ingente peso del paro laboral, además de los restantes problemas heredados con la crisis.
Por lo demás, subrayo este asunto ya aununciado (Rajoy ofrece un pacto de Estado para abordar las reformas) con la petición razonada de Luis María Ansón, que habla de un pacto de Estado entre PP y PSOE, sin duda ampliable. Dice así:
Y ahora, tras la cantada victoria electoral, Mariano Rajoy debe dar preferencia a conseguir un pacto de Estado con el PSOE para afrontar juntos, el centro derecha y el centro izquierda, es decir, casi el 80% del voto popular, la tenebrosa crisis económica que nos ha dejado en España la gestión zapatética.
Ese pacto de Estado, al que convendría incorporar a CiU, PNV, Coalición Canaria, incluso IU, concordaría con lo mejor del espíritu de la Transición. Facilitará, además, el acuerdo con las centrales sindicales para evitar que España se convierta en los próximos meses en campo de huelgas.
El pacto de Estado y el acuerdo con los sindicatos, pilotado por el vencedor de las elecciones generales, permitirá que en un par de años la crisis económica quede superada, el paro disminuido, el déficit por debajo del 3% y la deuda pública sustancialmente reducida.
(...)
Esperemos que esto o algo parecido llegue a suceder. Por aquello de buscar el bien común, algo que -a la vista de lo que hay- ya no debe figurar como algo destacado en los manuales de la vida cívica, civilizada, en común.