Se llama el efecto Moisés (en inglés Moses effect). La revista New Scientist informó que dos físicos japoneses, Masakazu Iwasaka y Shogo Ueno, lograron dividir el agua en un laboratorio, valiéndose de bobinas eléctricas de alta potencia. Gracias a ellas crearon un poderoso campo magnético alrededor de un tubo horizontal de vidrio parcialmente lleno de agua. El campo magnético, de unos 50 Tesla, obligó al agua a desplazarse con rapidez hasta los extremos del cilindro, dejando un espacio seco en el medio. Los científicos descubrieron este fenómeno en 1994, y lo han reproducido físicos de Europa y Estados Unidos. Este efecto se denominó el efecto Moisés. (Esta es una patente en la línea de investigación)
No existe gran cantidad de información sobre este fenómeno. De hecho, tampoco tiene entrada en la Wikipedia (efecto Moisés).
Se trata de un efecto diamagnético. El diamagnetismo es la capacidad de algunos materiales para ser repelidos por imanes. Ejemplos líquidos son el agua y el amoníaco; y además, en otros estados, el cloruro de sodio, el oro, bismuto, cobre, gases nobles y algunos otros. Una forma sencilla de explicar el diamagnetismo es decir que se trata de una propiedad de la materia resultado de aplicar la ley de Lenz a escala atómica. Según la teoría electromagnética, siempre que varía el flujo magnético se genera una corriente inducida y según la ley de Lenz "el sentido de las corrientes inducidas es tal que con sus acciones electromagnéticas tienden a oponerse a la causa que las produce".
Aplicar un fuerte campo magnético equivale a obtener unos cuantos Tesla. 1 Tesla = 10.000 gauss, y el campo magnético de la Tierra oscila entre 3 y 6 gauss.
El diamagnetismo no es una cosa nueva, ya que se conoce desde el siglo XIX, y es la base científica para la levitación magnética.
Esta técnica también funciona con animales vivos, y se ha hecho la prueba con una rana (se puede ver aquí, en la Wikipedia) que levitó en un campo magnético de 16 Teslas. Este experimento con la rana valió un premio IgNobel en el año 2000. Diez años más tarde, un investigador de este equipo, Andre Geim, recibió un Nobel de físicas por trabajos en otra área, convirtiéndose en la primera persona en ganar los dos premios.
Como es de esperar, el famoso tren Maglev usa materiales diamagnéticos para levitar sobre los raíles.