Mientras que hoy se convalidará la candidatura de Alberto Garzón para la presidencia del gobierno en las próximas elecciones, el problema de Izquierda Unida de Madrid sigue sin solucionarse.
Es verdad que, por fin, se ha expulsado a los mafiosos Gregorio Gordo y Ángel Pérez, tarde y a regañadientes. Pero no es suficiente, en primer lugar, porque ellos mismos no aceptan –una vez más- los acuerdos de la dirección federal. Además de esa rebeldía, dicen que se someten a lo que diga la dirección de IU-CM, y resulta que esta dirección está manejada por ellos mismos. Conociendo a estos individuos, ¿alguien cree que se van a ir sin hacer la guerra contra su dirección federal? ¿que se van a inmolar siendo ellos mismos juez y parte?
Efectivamente, sobran motivos para expulsarlesVisto lo visto, la expulsión de Gordo y Pérez no es suficiente. La única solución posible era que la presidencia federal cesara a la dirección de Madrid y formara una gestora hasta la elección democrática de una nueva dirección que representara, de verdad, a la mayoría de los militantes de Izquierda Unida. Hoy, la dirección actual, además de tener responsabilidad política en el tema de las tarjetas black, ha desobedecido en varias ocasiones –desde octubre—, a la dirección federal, y para colmo no hace sino poner piedras a la convergencia con otras fuerzas de izquierda en la Comunidad, sin olvidar que han dejado a esta organización en Madrid en la puta ruina (debe más de dos millones de euros a Hacienda y a la Seguridad Social).
Si ya en noviembre se hubiera actuado y se hubiera cesado a la dirección madrileña, hoy no estaríamos así. Tania Sánchez no se habría ido, Mauricio Valiente no tendría que estar luchando contra esta dirección que no acepta la convergencia con otras fuerzas --en aras de sus propias poltronas— y que pretende expulsarle, los distintos municipios tendrían claro que hay que priorizar una unión de la izquierda, y las aguas del Manzanares no pasarían turbias y contaminadas por la sede de IU.
Ya no sé quién tiene que pedir más la intervención de IU-CM. La ha pedido el PCE de Madrid, la han pedido los jóvenes de IU y la han pedido el 70% de los que votaron cambio en las primarias celebradas hace dos meses y que barrieron a los candidatos de Pérez.
Es necesario extirpar el cáncer completo, no vale con cercenar una parte, eso sólo sirve para una biopsia, y el resultado ya lo conocemos. Mientras no se consiga un cambio democrático en Madrid, Izquierda Unida está destinada a convertirse en una fuerza extraparlamentaria. Es tarde, pero aún hay tiempo.
Hay una gran responsabilidad en Cayo Lara y en todos los que están poniendo piedras en un proceso de renovación en la dirección de Madrid. No es posible apelar a ninguna norma cuando se está conculcando la base más democrática: el deseo de la gran mayoría. Hay que tener valentía si se quiera salvar a esta organización, y que no vengan con cuentos de que han hecho todo lo posible. No es verdad. No sólo hay que expulsar a estos dos tipos –como acaban de hacer—, sino inhabilitar a quienes los apoyan, a quienes se niegan a cumplir las órdenes de la presidencia federal, a quienes como Libertad Martínez –cuidado que esta mujer que es la punta de flecha que está lanzando Pérez y su más fiel vasalla— todavía apoyaba y mandaba abrazos a Moral Santín (no se pierdan este vídeo), después de saber que había contribuido a hundir CajaMadrid y Bankia. Por lo tanto la única solución es elegir otra dirección en Madrid, de forma democrática.
Sin ese cambio, somos muchos los que seguiremos en Izquierda Unida mientras se apueste por Garzón, pero que nos rebelamos contra una organización en Madrid que es un nido de mafiosos que tiene secuestrada a la gran mayoría de los militantes. Y somos muchos los que apoyaremos a Izquierda Unida en las generales y en los municipios que apuesten por la convergencia, mientras que nos alejaremos de la lista de la Comunidad y no la votaremos si es la dirección de Madrid quien la confecciona. Porque será una lista destinada a conservar el poder, sin confluir con nadie y con el fin de mantener a toda costa el chiringuito. ¡Ya está bien la broma!
Cayo Lara, ya en su último año de mandato, se va a marchar habiendo dejado que la metástasis se extienda, habiendo querido nadar entre dos aguas, nadar y guardar la ropa, soplar y absorber. El cáncer hay que atajarlo apenas detectado. Se irá, habiendo sido corresponsable del drama de Madrid, porque pudiendo evitarlo no lo ha hecho. Su debilidad le ha podido, le ha faltado decisión, valentía, fortaleza. Va a terminar su mandato sin arrancar la página negra que puede acabar con esta organización. Ha sido un coordinador que no ha sabido estar a la altura ¡Qué pena!
Salud y República