Por Lisandra Fariñas / Cubahora
Cuarenta y cuatro años atrás, en aquella pequeña jornada cooperativa que en 1973 juntaba por primera vez expertos de Cuba con Latinoamérica en un campo científico como la hematología, haber dicho que Cuba sería referente en el diagnóstico y tratamiento de muchas enfermedades como las leucemias en las edades pediátricas, parecía cosa de soñadores.
Entonces, recuerda la doctora Consuelo Macías, directora del Instituto de Hematología e Inmunología (IHI), a solo unos años de fundada esta institución, en 1966, la curación de estas patologías era mínima. “No superaba el 10 % de los niños”.
Del intercambio constante con los grupos de expertos de la región, e incluso Europa — que fue creciendo en el tiempo, hasta convertirse posteriormente el encuentro en un Congreso de alto nivel internacional que se celebra cada cuatro años en el país—, se fue favoreciendo el desarrollo de la hematología en Cuba, así como la inmunología, la medicina transfusional e incluso la medicina regenerativa, sostuvo Macías.
La introducción de diferentes protocolos internacionales de tratamiento como el Berlín-Frankfurt-Munster, de Europa y posteriormente en el año 2009 el protocolo intercontinental ALLIC, “para el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda (LLA), que constituye el cáncer infantil más frecuente, han permitido que Cuba lograra hasta un 80 % de curación para los niños con esta patología”, refirió la experta.
Para la doctora Macías, los avances en el diagnóstico y tratamiento en esta rama de las ciencias médicas han sido significativos y han estado en correspondencia además con el desarrollo tecnológico. “La introducción de técnicas de avanzada que posibilitan a través de la clínica médica y de la citogenética, incluyendo la citometría de flujo y la biología molecular, evaluar una serie de marcadores que permiten clasificar y establecer el nivel de pronóstico y riesgo de la enfermedad, ha sido fundamental en el tratamiento de los pacientes”, dijo.
Es el caso también de las alteraciones de la coagulación y las trombopatías, explicó la especialista, para quien una de las fortalezas del Instituto en estos últimos años es haber logrado el diagnóstico y estudio a mayor profundidad de estas enfermedades, como las trombosis, la enfermedad de von Willebrand, que es la coagulopatía con más incidencia o el síndrome de las plaquetas pegajosas. Todo ello, además de facilitar un mejor registro de estos pacientes en el país, garantiza para ellos un tratamiento oportuno en complicaciones que pueden ser fatales, sobre todo, ejemplificó, en el caso de la mujer embarazada.
Al respecto, subrayó el trabajo coordinado del instituto y los especialistas en hematología de todo el país con el Programa Materno Infantil para la atención de las gestantes. Las hemorragias constituyen una de las causas de mortalidad materna, por lo cual estamos involucrados en los procedimientos que ayuden a contrarrestar los sangramientos, actuar y rescatar la vida de estas mujeres, dijo.
En ese sentido, enfatizó en la importancia de que las pacientes tengan un diagnóstico para el posterior seguimiento del embarazo, que en aquellas con alteraciones hematológicas como la anemia drepanocítica o sicklemia es indispensable.
Pero, particular relevancia concedió la especialista al trasplante de sangre y médula ósea o trasplante de células hematopoyéticas. “Si bien tuvimos un desarrollo en Cuba de las células progenitoras hematopoyéticas desde el año 1985, cuando se realiza el primero de estos trasplantes en un adulto, hoy esta es un área consolidada en nuestra espacialidad. Posterior a este primer trasplante nos dedicamos a los pacientes pediátricos, incluso niños víctimas del accidente nuclear de Chernobil que se atendieron en nuestra institución con resultados exitosos, mientras que el Hospital Hermanos Ameijeiras se concentró en el trasplante de adultos.
”Desde el 2013 hasta hoy hemos tenido un incremento en el trasplante hematopoyético en Cuba y en trasplantes autólogos para enfermedades hematológicas malignas en pacientes adultos con linfomas y mielomas. Tenemos una unidad de trasplante que, gracias al proceso inversionista del Ministerio de Salud Pública, tiene las mejores condiciones y nos ha permitido trabajar con éxito los trasplantes entre hermanos relacionados consanguíneos idénticos, permitiéndoles curarse de la enfermedad, y con un seguimiento riguroso en nuestra institución”, apuntó la directora del IHI.
Para la doctora Consuelo Macías, haber estandarizado e introducido técnicas avanzadas de histocompatibilidad (como la electroforesis capilar y la citometría de flujo) para el trasplante en nuestro país ha constituido una revolución, pues no solo ha permitido tener como soporte vital la histocompatibilidad del trasplante renal en Cuba, lo cual garantiza una mayor supervivencia del riñón trasplantado, sino introducirlas en el trasplante de células hematopoyéticas.
“Tenemos la posibilidad de realizar biología molecular de alta resolución, que permite buscar el donante no relacionado idéntico con el paciente, en los bancos internacionales. De hecho tenemos algunos pacientes cubanos que hemos enviado esta clasificación y nos ha permitido encontrar donantes en estos bancos”, precisó.
En especialidades como la inmunología también ha habido un salto importante en los últimos cuatro años, amplió la investigadora, quien significó el hecho de que el país cuente con un registro cubano de inmunodeficiencias primarias, en el cual ya se tienen más de 300 pacientes diagnosticados, e incluidos para el registro latinoamericano de inmunodeficiencias. Identificar la patología de estos pacientes, y tener la tecnología en el país que permite un diagnóstico precoz, mejor atención y tratamiento, ha sido una enorme fortaleza, dijo.
Asimismo, la doctora Macías expresó que otro de los resultados que reflejan cuánto ha ganado la especialidad de hematología en la Isla, es el tratamiento de la leucemia promielocítica aguda. Esta enfermedad mortal, dijo, cambió sus fatales pronósticos en el mundo con la introducción del ácido transretinoico total, el llamado ATRA, y que logró aumentar los índices de curación en los pacientes hasta un 90 %.
Cuba, con el tratamiento de esta enfermedad mediante el uso de trióxido de arsénico un medicamento de fabricación nacional a muy bajo costo, ha logrado no solo mantener el índice de curación en este elevado por ciento, sino además una notable mejoría en cuanto al tiempo de recaída de los pacientes con una remisión de cinco años y un menor número de complicaciones, lo cual coloca al país como pionero en la región, y uno de los primeros del mundo en la introducción de esta terapia.
Hematología e inmunología, son dos especialidades que van de la mano, y cuentan hoy en Cuba con un arsenal de lujo para el pronóstico y tratamiento de numerosas enfermedades.
Por eso, al comenzar en el Palacio de Convenciones de La Habana el VIII Congreso cubano de Hematología, sus más de 400 delegados cubanos y extranjeros están asistiendo, durante una semana, a un debate necesario y provechoso.
Las leucemias y otras hemopatías malignas, los trasplantes de células hematopoyéticas, las hemofilias y otros trastornos de la coagulación, las anemias hereditarias y adquiridas, la inmunodeficiencias y la medicina transfusional, encontrarán en este espacio la plataforma ideal para seguir poniéndole, como en aquella primera jornada, el mayor empeño a desentrañar los enigmas de la sangre.
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