Revista América Latina

Con la desgracia ajena nadie se hizo campeón... Tristeza tem fim

Por Goyitoparana
Brasil perdía 7 a 0 y el partido ya estaba a punto de finalizar. Dejé de escribir lo que estaba escribiendo en mi notebook y salí a dar un paseo por la costanera de Buzios. 
De repente escuché un estruendo y festejos y gritos desaforados que venían de todas partes. Eran brasileros que festejaban lo que supuse el descuento. Me pareció increíble como agasajaban. De verdad, era surreal. Una parajoda! Salían a los balcones a gritar a los cuatro vientos ese gol que desahogó todas las gargantas brasileras. Izaban banderas y besaban sus camisetas. Se enredaban en abrazos infinitos. Saltaban y de sus bocas salían gritos ensordecedores de algarabía.
Esa energía y alegría contenida de festejar pudieron al menos manifestarse en un gol, aunque sea un mísero tanto al lado de siete tantos del rival. Luego seguí caminando por las calles y aunque vi gente triste y charlando y discutiendo acerca del partido, muchos otros -la mayoría-, aunque lógicamente no festejaban como cuando han ganado, igual, bajo la tibia lluvia, bailaban y cantaban y la verdad que me puso alegre verlos de ese modo.

Luego proseguí con mi caminata de observador y me crucé con muchos amigos brasileros a quienes les di un fuerte abrazo y di mis voces de aliento y todos me respondieron lo mismo: "mañana torcemos por Argentina, amigo". Hasta en ese gesto son buenos perdedores.


Enseguida comprendí que el brasilero, más allá de todo rivalismo que forma parte del folclore futbolístico, es un buen perdedor. No busca culpables, no busca excusas, no se da vuelta como un panqueque. Saben perder y saben reconocer cuando son superados por un rival superior que los arrolla y les propina la peor de las catástrofes futbolísticas de su historia a quien aplaudieron sin titubear.

Se terminó el mundial para ellos y ahora hacen borrón y cuenta nueva y ya se largan a sonreír otra vez. Es así, la vida continúa. Son pasionales, pero la vida debe continuar. No sé si es bueno reírse del fracaso ajeno, tenemos que aprender y descubrir en qué lugar de su cuerpo y almas esconden tanto poder de resiliencia, de qué manera aprenden las lecciones y luego salen adelante. Sino cómo se podría explicar, en lo estrictamente deportivo, que se repusieron de un Maracanazo y siguieron ganando campeonatos hasta ser los pentacampeones?


No me gusta fomentar la mediocridad. Ni me gusta festejar fracasos ajenos. Festejo éxitos propios. Sólo así he logrado modificar mi mentalidad para lograr mis objetivos y superarme cada día. Entiendo, ya digo, el folclore y parte del sentido del humor por la cruel derrota de Brasil, pero en el fondo mi mente centra sus esfuerzos en otros objetivos.

Me encantaría ser los mejores del mundo y destacarnos del restos sin mirar al de al lado. Pero ser los mejores y sentirnos felices por nuestros propios méritos y no por la desgracia del vecino. Sino de lo único que vamos a ser campeones mundiales es de la mediocridad y de la soberbia. Fuerza Brasil, que un tropezón no es caída. Mentira que la tristeza nao tem fim. Brasil es un país con garra para salir adelante. Y Argentina tiene que ser igual! Por eso, ahora, lo que más quiero, es ver a Argentina campeón y festejar y ser feliz, pero por nuestros propios logros.

Brasil es derrotado por Alemania 7 a 1

Borrón y cuenta nueva...


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