De vez en cuando –desgraciadamente, no muy a menudo—, la Justicia nos da alguna alegría. La Justicia hace justicia que es lo que debería hacer siempre.
Hoy, además se ha enfrentado contra dos entes muy poderosos, el ayuntamiento de Madrid y la Conferencia Episcopal. O sea, contra Gallardón y Rouco.
Bajo un modificación urbanística, donde Gallardón repartía los décimos y Rouco hacía de Fabra el imputadísimo, a la Iglesia le había tocado la lotería. A cambio de unos terrenos para hacer un polideportivo y dos centros asistenciales, la Iglesia se llevaba la friolera de 15.000 metros cuadrados de zonas verdes y la autorización urbanística para edificar un Mini-Vaticano, y todo esto en una zona de las más céntricas, bellas y caras de Madrid, en el Barrio de las Vistillas, cerca de la Iglesia de San Francisco y de la Almudena.
Vamos, un acuerdo amañado donde el “laico” Gallardón regalaba a su Iglesia querida una zona privilegiada de propiedad de los madrileños y de un valor enorme a cambio de calderilla, total, que querían legalizar el timo de la estampita.
Menos mal que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dictado sentencia contra dicha modificación y la ha anulado.
En el terreno de las Vistillas la Iglesia pretendía hacer un edifico de 140 metros de fachada lo que provocaría además de una indecencia urbanística en la cornisa del Manzanares, donde debería ir un gran parque, un obstáculo que dejaría sin vistas esa zona y modificaría el paisaje brutalmente.
Cabe esperar que, si recurren que lo harán, el Tribunal Supremo confirme la sentencia del TSJM y Rouco y Cía se queden con un palmo de narices, que ya está bien de que esta Iglesia retrógrada y ventajista deje de recibir prebendas de un Estado aconfesional, o, por lo menos, eso dice la Constitución.
Salud y República
P.D. La foto es de El Plural y muestra la vista de Las Vistillas actual y cómo quedaría con el edificio de Rouco.