Revista Cine
Con la muerte en los talones (1959), de alfred hitchcock. el hombre atrapado.
Publicado el 11 diciembre 2009 por MiguelmalagaA veces, de una manera absolutamente irracional, necesitamos ponernos a ver de inmediato una determinada película. A mí me suele ocurrir con Luis Buñuel, David Lean o los Hermanos Marx, pero hoy precisamente me apeteció mucha esta producción de Hitchcock que suelo repasar cada tres años más o menos.
La peripecia del personaje de Cary Grant es de todos conocida: confundido con un espía inexistente se dedicará a huir de unos perseguidores que no paran de tenderle trampas en pos de su perdición. Los motivos no aparecen nada claros, aunque esto no importa en absoluto. El espectador no puede quitar ojo a la perfecta actuación del protagonista, acompañado por unos secundarios maravillosos. Roger Thornhill va derivando progresivamente de la incredulidad inicial a tomar conciencia de su absurda situación e intentar anticiparse a los movimientos de sus perseguidores.
Si lo analizamos fríamente, es difícil encontrarnos ante un guión más absurdo y poco creíble. Lo auténticamente maravilloso es que Hitchcock nos atrapa y no nos deja apenas respirar, proporcionando una gozosa sorpresa tras otra, usando a veces unos efectos especiales artesanales, pero absolutamente creibles por su maestría en la planificación de escenas. Hitchcock era un director muy meticuloso, que utilizaba sistemáticamente el storyboard, una especie de cómic que narraba la película entera antes de ser rodada.
Me reafirmo en mi idea secreta de que Cary Grant, un actor que actua divinamente incluso de espaldas a la cámara, hubiera sido un candidato perfecto para encarnar a un James Bond imperfecto y lleno de matices. Claro que hubiera dejado de actuar en muchas obras maestras como la que nos ocupa, algo más que una parodia del cine de espías, una cinta de aventuras y suspense simplemente perfecta y que merece más de una visión. Además, ofrece unas imágenes maravillosas de la vida neoyorkina a finales de los cincuenta.