Con
las botas puestas de
Antonio A. Gómez. Editorial Anaya, colección
Duende Verde, 2013. 128 pp., 8,20 €.
Por José R. Cortés
Criado.
Es un cuento con reminiscencias populares, su lectura me
ha hecho recordar otros cuentos tradiciones. Está escrito de una forma ágil,
fresca, que hace que el lector devore el texto, páginas tras páginas, sin
demora.
La trama es sencilla, un
padre antes de fallecer da a cada uno de sus tres hijos sus mejores
pertenencias que son: un caballo, una cabra y un perro. Cada vástago inicia una
nueva vida; el pequeño de ellos consigue mejorar la suya gracias a su perro,
que tenía la particularidad de hablar, y a la ayuda de sus hermanos, pues la
cabra que recibió en herencia el otro, también tiene mucha importancia en el
desenlace de la trama.
Cuenta Gómez Yebra que este cuento surgió de forma
improvisada de las historias que le contaba a su hija María antes de dormir,
sin duda este hecho ha favorecido que se lea como si de un cuento oral se
tratase, pues sigue las trazas de los narradores orales tradicionales.
Este cuento nos habla de la familia, la amistad, el amor,
la solidaridad, la superación personal..., mezclado todo ello con algunos
trucos de hechicería y conjuros mágicos, que hacen cambiar el giro de los
acontecimientos y demostrar al lector que las apariencias, algunas veces,
engañan, gracias a la presencia de brujas y enanos.
El desenlace es feliz, como corresponde a este tipo de
historias y, el autor nos deja el final abierto, porque la amiga de Estefan, Esmeralda,
y su perro parlanchín, Único, han desaparecido y el joven protagonista anda en su búsqueda.
El texto está acompañado de unas atractivas ilustraciones
de Jesús Aguado.