Si sois padres, y si no, ya os lo aviso, ya habréis podido comprobar que
los bebés no negocian con el reloj. Podéis cambiarle la ropa, sustituirle el osito, hasta darle el cambiazo con el chupete, pero el hambre y el sueño están marcados a sangre y fuego. Pese a quien le pese (esos somos nosotros).El mayor dictador del tiempo es la personita más pequeña del mundo. Olvídate de la suegra maniática o de la abuela de hábitos de hierro, el bebé es el auténtico señor del tiempo. La primera consecuencia para los padres es que se acabo la improvisación. La hora de comer es la HORA de comer y la hora de dormir es la HORA de dormir, y si no lo lamentaremos. Todavía me acuerdo del paseo que traspasó temerariamente los husos horarios. Usaint Bolt todavía está dando las gracias de que no cronometaran mi vuelta a casa así pudo salvar su record. Yo todavía estoy agradeciendo que no hubiera ningún policía porque me hubiera detenido fijo por exceso de velocidad peatonal o por presunto maltrato infantil (es que teníais que ver como berreaba el bendito, que parecía tener amplificadores en stereo).Consejos Era mi primer hijo y pagué la novatada. Esa y otras experiencias me enseñaron que hay que programar cada salida con un horario claro de salida y llegada adaptada a las comidas y al sueño. Si la salida se prolonga lo suficiente como para mantenernos fuera de casa tenemos que anticipar los horarios del bebé.El primer paso es llevar todo lo necesario, que incluye termos de comida (para mantener el calor), toallitas y media docena de pañales (nunca sabes cuando puede sobrevenir un ataque de diarrea). Y tener a mano ropa de recambio porque por mucho babero y macrobabero que puedas usar la capacidad de ensuciarse de un bebé es legendaria.
No todo es malo. Seguro que te vas a organizar mejor, no queda otra.Follow my blog with Bloglovin