Lyndra Weaver, en el Open Day ante el Cadí La Seu. Foto: Agencia LOF / FEB.
“Déjate inspirar y luego, decídete” es la frase de cabecera de Lyndra Weaver (Washington, D.C. EE.UU., 1987). Somos fruto de una emoción y la nueva líder del Donosti Basket tiene una voz suave y habla sin prisas, pronuncia las palabras justas, aunque parece que no se deje ninguna. Su cuerpo transmite confianza y tranquilidad. “Tanto que piensas que con Lyndra nada puede ir mal’”, resume Josemari Sierra, seguidor del conjunto vasco, líder en solitario de la Liga Día tras su victoria en Magariños ante un aguerrido Estudiantes (57-68).
No parece casual que Lyndra Weaver juegue con el dorsal 1, pues es la referente de un Donosti Basket coral con mucho oficio en defensa y con muchos recursos en ataque. Año tras año, la anotadora estadounidense repite a los periodistas la reflexión que esta semana le hizo a Macarena Tejada en una entrevista para Diario Vasco: “Honestamente, creo que puedo dar más. Soy muy exigente conmigo misma”. En la rueda de prensa, en Magariños, Lyndra Weaver se entretuvo examinando a fondo la estadística del encuentro ante Estudiantes. Tampoco parecía conforme esta vez con sus números: 23 puntos (9/13 en tiros de dos), cinco rebotes, una asistencia y otra recuperación, cuatro pérdidas y 24 de valoración. Lamentó que el Donosti Basket hubiese combinado “malos”y “muy buenos” momentos durante el partido y destacó que, pasase lo que pasase, “siempre hayamos estado juntas”.
“Hemos jugado con excesiva ansiedad. No entiendo muy bien la razón. Hemos cedido varias pérdidas no forzadas”, reconoció Azu Muguruza. Mérito también del Estudiantes, un recién ascendido que todavía no ha ganado y siempre está hambriento. Un equipo alegre que a veces confunde la valentía con la precipitación y la obsesión de hacer demasiadas cosas en poco tiempo. Pecados de juventud. Arrojo de inconformistas y supervivientes. Las locales sobrevivieron al Huracán Weaver en el tercer cuarto, un recital de puntos (13) de una anotadora eléctrica que juega de 2 y de 4. Tampoco esta vez lanzó ni un triple (1/10 su equipo). Desde que aterrizó en la Liga Día sólo ha tirado cuatro veces de tres.
“Que alguien pare a la ex de la Universidad de Virginia porque nos está destrozando en este momento”, perdía el narrador del partido en Canal FEB. Weaver asume el liderazgo del equipo con naturalidad. “Es muy anotadora [acabó con 23 puntos], pero nada egoísta. Siempre piensa en el equipo y tiene una palabra de agradecimiento para todo el mundo. Es detallista y te trata con mucho respeto”, añade Josemari Sierra, que también es colaborador de La Hora de Lok@s, de Pasión por el Baloncesto Radio. La jugadora firma como Littles. Lo explicó hace un tiempo en Zona Dos Tres: “Es el apellido que tengo cuando voy a Estados Unidos. Mi madre se divorció y nunca hemos cambiado mi certificado de nacimiento. Es el apellido de mi familia. A mí me educaron para decir siempre Lyndra Littles”.
También la educaron para saber escuchar y ser humilde. Para dejarse entrenar. “Es increíble. La llevo siguiendo desde que llegó a Rivas y ha crecido muchísimo como jugadora. No se rinde nunca. Es un lujo verla jugar de cerca...”, describe Isamar Farraces, fotógrafa de Lok@s x el baloncesto femenino. En Rivas, Weaver tuvo un rendimiento inmediato: fue para sustituir a un fichaje fallido como Bria Kulas y dos días después de anunciarse su incorporación, lideró a su nuevo equipo con 19 puntos y nueve rebotes ante el CD Promete. También tuvo un gran impacto el curso pasado en C.R.E.F., al que no pudo salvar de categoría y con el que jugó más que nunca en España (36m 11s) por los 30m 12s de media actuales. En el Donosti Basket anota más que nunca en la Liga Día (17,2) y también ha mejorado en sus porcentajes de dos (48,3%) y de tiros libres, que sigue siendo bajo (68%). Ha perdido en rebotes (8,8 por los 10,1 de la temporada pasada) y en asistencias (0,7 por 1,9).
Estudiantes se sobrepuso a una desventaja considerable (34-43 a los 23m 14s) y a una Weaver casi incontenible gracias al descaro de Paula Ginzo y Mariana González, a la electricidad de Alejandra Quirante y al temple de la debutante Bogicevic, que con un triple puso el 57-60, a alta de 4m 48s. La réplica fue de Lyndra Weaver, que se rifó, con suma tranquilidad, a Baker. Sarr volvió a demostrar que vive una tercera juventud: juega 36m 14s por partido. Desde que llegó a la Liga Día sólo ha tenido más presencia los cursos 2010/2011 (36m 36s, Liga regular) y 2009/2010 (36m 37s, también Liga regular). Las locales no pudieron anotar más, y entre la propia Sarr y Brkic sentenciaron el encuentro para las visitantes.
“Es un placer estar aquí jugando con Donosti Basket”, le cuenta Lyndra Wever a Cronómetro de Récords. Se siente representante del club dentro y fuera de la pista. Josemari Sierra la conoció el 6 de septiembre en el Centro La Perla Talasoterapia, cuando fue presentaba junto a Iva Brkic, Ellen Nystrom y Vicky McIntyre, sustituta de la lesionada Jilliam Alleyne y que acabaría rescindiendo el contrato con el club de mutuo acuerdo. Días después, el colaborador de La Hora de Lok@s fue a ver un amistoso del equipo cerca de su casa: “Las jugadoras tenían almuerzo en un apartado y por el camino me pasó algo curioso… Vi que alguien muy grande se me echaba encima… Lo reconozco: me asusté un poco… Cuando la reconocí, me puse a reír. ¡Era Lyndra! Vive cerca de ese pabellón y había ido a cambiarse a casa. Vestía informal, con una gorra hacia atrás. No tenía por qué pararme. Podía haber pasado de largo. Estuvo muy simpática conmigo”. Weaver deja huella en la afición, entre sus compañeros y en los clubes por los que pasa. Ya lo está haciendo en San Sebastián, una ciudad que abraza al visitante desde el primer momento. Eso sí, la nueva estrella del Donosti Basket se ha descuidado un detalle en su Twitter, donde sigue poniendo que vive en Madrid.