Con mi desnudez me visto para poder sentir cada poro de mi piel. No con la tuya ni con la de ella ni con la de él, con la mía, con la que fui parida, con la que mis sábanas me miman y la misma con la que el agua me acaricia.
Nos cubrimos para no ser vistos, para que no vean aquello de nosotros que nos rechazamos, que no nos gusta, que no aceptamos, creyendo que así nos elegirán para formar parte de sus vidas aunque la nuestra sea una auténtica falsedad. Estamos mostrando un personaje inventado, a nosotros mismos y al otro, para ser “queridos” en lugar de Amados, engañándonos, engañando, siéndonos infieles cada segundo que estamos interpretando (que son muchos). Y luego nos quejamos de que nos mienten, de que se van con otras, con otros, de que la sociedad es corrupta, cuando somos los primeros en calumniarnos, convirtiéndonos en unas falsificaciones andantes por no atrevernos a SER originales.
Pero la culpa es del otro, siempre es del otro… “Yo no he hecho nada para merecer esto”, “Soy muy buena persona”, “Lo he dado todo”… todo menos a ti, a tu autenticidad, a tu Verdad. Sólo das por necesidad de recibir, sólo eres buena por necesidad de que lo sean contigo. Tu victimismo y tu “pobrecita de mí” se llevan la palma y el brazo entero.
Si te autoengañas, si no eres quien eres por miedo a que te abandonen, a estar sola, lo que vas a experimentar es tu propio reflejo: personas que te van a mentir, a ocultar cosas, a engañarte, a manipularte etc. Todo lo que a ti te haces es lo que el universo te devolverá porque es lo que estará sintiendo tu Corazón y eso es lo que se atrae, para hacerte Consciente de cómo te estás tratando, de hasta qué punto te estás negando.
Hace falta mucha honestidad, valentía y compasión hacia ti para llevarlo a cabo. Si no lo admites, si no te responsabilizas de tu realidad siempre seguirás con el mismo patrón, con el mismo dolor, con el mismo sufrimiento y el mismo caos. De ti depende acabar con ello o seguir igual. Es tu decisión.
A veces creemos que únicamente por el hecho de hacer yoga, retiros, recitar mantras, leer libros y acudir a mil talleres nos vamos a iluminar, cuando esto son “complementos de” ese trabajo interior que cada uno tiene que hacer consigo mismo, en su soledad, sin maestros, minerales, estampitas, meditaciones a los que cederles nuestro poder, nuestra seguridad. Sólo tú te puedes conocer, reinventar, a través de la superación de tus miedos, pasito a pasito, día a día, experimentando, intentando, probando, cayéndote y levantándote, sin juicios y con mucha ternura.
A veces creemos que por tener Alas ya vamos a volar, queriendo que los demás sean quienes nos alcen, quienes nos las batan, nos las agiten, nos las balanceen y nos las muevan, mientras nosotros nos quedamos mirando, sin mover un dedo, cómo nos empujan para así no tener que hacerlo nosotros, para así no “equivocarnos”, para así no frustrarnos, para así no sentir que no podemos, que no valemos, que no somos suficiente, que “no me extraña que nadie me quiera, que no me quiera ni yo”.
Dejamos de actuar por miedo a lo que vamos a sentir si no logramos lo que deseamos, e inventamos mil y una excusas para darnos la razón, para “no hacer”. El “fallo” está:
- En la creencia de que debemos alcanzar algo (futuro) para ser felices cuando ya lo tenemos todo pero no lo vemos (presente).
- En creernos esas voces que nos hacen sentir tan mal cuando no son reales.
- En la poca confianza que nos tenemos, en lo poco que creemos en nosotros, escuchando antes la opinión de los demás (sea de quien sea) que a nuestra intuición, a nuestra sabiduría.
- En APEGARNOS a un plan, a un objetivo, a un sueño, a una pareja, a una amistad. Se puede soñar, a mí me encanta, pero nunca sabemos lo que pasará mañana, lo que sentiremos mañana. Lo que ahora es blanco en cinco minutos puede ser negro y si estás aferrándote al blanco no permitirás que el negro, que quizás es ese sueño “enmascarado”, te alcance. SOLTAR, soltar y soltar el control.
Y cuando no conseguimos aquello en lo que nos hemos empeñado, encabezonado, es que es muy difícil, la crisis, esto no es para mí, mejor me vuelvo a donde estaba, teniendo claro que puedes hacer con tu vida lo que te dé la gana y que nada es correcto o incorrecto porque SIEMPRE te enseñará algo.
El DESDE DÓNDE y el PARA QUÉ hacemos lo que hacemos es muy importante. La intención es lo que cuenta. Si lo haces desde la necesidad de “ser alguien mejor”, desde tu falta de amor, desde tu no aceptación, desde el miedo “a lo que sea”, seguirás atrayendo escasez porque el lugar desde dónde caminas es el mismo, aunque el paisaje sea diferente.
Pregúntate para qué lo haces y si te aporta PAZ esa persona, ese trabajo, esa amistad, esa situación. Si la respuesta es no, ¿para qué sigues insistiendo?. ¿Qué sentido tiene estar “sufriendo” cuando podemos elegir no hacerlo? Observa la Creencia que hay detrás de todo eso y todas las excusas que te pones para no salirte de ahí.
De nuevo, hace falta mucha honestidad para responderte, si no… no te servirá para nada.
Sólo hay un traje con el que te puedes vestir:
el de tu propia Desnudez
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