Parece un pasaje de la Odisea la situación actual, por lo intrincado de la política nacional. La crisis parece que está dando paso a una depuración de los vicios de la política. Agilizar la Justicia es cuestión de ser y parecer, como la mujer del César, que no solo ha de ser buena y honrada, sino aparentarlo. Es una cuestión de decoro. La corrupción es bueno que aflore, lo contrario enquista la sociedad. La transparencia es la mejor medicina, la pócima de Astérix que tonifique el desprestigiado músculo de los jueces y políticos españoles. Lo que parece una realidad incontestable es que o se hace ahora, en el transcurso de la crisis económica o no se hará nunca. Con una patada en la mesa le han movido las fichas al Presidente, esto, luego del escándalo de las contrataciones en la Diputación de Orense, achacado al caciquismo galaico en la provincia orensana. Está por ver cómo se resuelve esta presunta corruptela en la ciudad de las Burgas. Ahora aparece la implicación del ex tesorero Bárcenas, con millonarias cuentas en Suiza. Al mismo tiempo que no duerme el sueño de los justos la trama de los Pujol.