El Gobierno del Partido Popular, para retirar las miradas de su líder Mariano Rajoy en un intento desesperado de hacernos olvidar toda la retahíla de incumplimientos electorales que atesoran y la mierda que va sacando el “cabrón de Luis” por fascículos, se ha dedicado en los últimos meses a anunciar medidas que sin lugar a dudas supondrán un importante retroceso en las libertades individuales de los españoles.
Les pongo dos ejemplos. Para dar gusto a la Conferencia Episcopal, han vuelto a incluir la religión católica como asignatura puntuable en el expediente académico y, para enriquecer a un importante empresario internacional, permitirán que el humo regrese a los locales de ocio, lo que al tiempo que perjudicará la salud de todos nosotros, empeorará las arcas del sistema público de Salud.
Encima, están amagando con eliminar el supuesto de plazos de la Ley del Aborto… No me sorprendería que dentro de poco recuperaran el ya desfasado debate sobre la Ley del Matrimonio Homosexual, la cual se ha incorporado a nuestras sin los terremotos apocalípticos que tanto anunciaron.
En vez de dedicarse a buscar fórmulas que creen empleo para los millones de parados (que es para lo que gran parte de los españoles le dieron la mayoría absoluta en las últimas elecciones); están haciendo todo el ruido que pueden para desviar la atención y si de paso logran imponernos a todos su forma de vivir y entender la vida, mejor. ¡Ay que joderse!
Estimados señores del Gobierno yo, como ciudadana, quiero poder elegir en el caso de verme en el brete de tener que plantearme un aborto, quiero poder disfrutar de una noche de copas sin el humo del cigarro de los demás invadiendo mis pulmones y, por supuesto, quiero que la religión (puntúe o no) salga de las escuelas.
En definitiva, quiero, más bien exijo, que me dejen vivir según mi código ético y moral y no me impongan los de nadie disfrazándolos de leyes absurdas y retrógradas.