Con veinte ojos hasta en el coche

La contrapartida al alto nivel de energía que tiene mi nene ha sido siempre el coche. Es curioso como allí se relaja tanto y se queda tan contento, desde que nació. Y también es un alivio porque nunca supone un problema montarle ahí, al contrario de lo que le ocurre a algunos niños, que es casi misión imposible. Hasta el momento ha sido de los lugares donde yo más tranquila he estado, sabiendo que estaba bien atado, seguro, y tranquilo.  Pero una nunca debe confiarse. Íbamos hoy de vuelta a casa por la M40 cuando empiezo a oír ruidos raros. Como le conozco muy bien, me imaginé que estaba tramando algo, así que bajé el parasol y abrí la ventanita para mirarle por el espejo interior: ¡AHHHHHHHH! ¡Estaba sacando los brazos de los tirantes del arnés!. Sin tiempo para reaccionar, y ya sólo atado por la cintura, le veo que se dobla para llegar hasta la puerta y se pone a bajar su ventanilla. Casi me da un síncope, ¡gracias a Dios que había poco tráfico!. Menos mal que desde la posición del conductor se pueden controlar las ventanillas y bloquearlas. Pero lo del arnés se ha tenido que quedar así hasta que hemos llegado a casa y el tío se ha pasado tooodo el camino tocando el botón de la ventanilla e incluso diría que estaba intentando llegar al tirador de la puerta. Ni en el coche se puede bajar la guardia. Cuando hemos llegado a casa he visto que los tirantes del arnés estaban algo flojos (a partir de ahora se los voy a poner que no va a poder ni respirar), me imagino que alguien (ejem ejem, no miro a nadie) los ha aflojado para abrocharle mejor y luego no los apretó lo suficiente. Y de hoy no pasa que ponga la puerta en posición seguro anti niños, porque lo próximo va a ser abrirme la puerta en marcha y ahí sí que podemos tenerla gorda. ¡¡¡¡Si cuando digo que sólo se le ocurren trastadas!!!!. PD. No sólo sigo sin Internet ni teléfono sino que la cosa pinta mal. La BlackBerry hace lo que puede pero cuando hace un momento he visto que tengo pendientes en Google Reader 146 entradas me ha entrado un poco de agobio.