Muchas veces, cuando nos encontramos con un “problema” arquitectónico, solo se nos ocurre taparlo. Como aquel que quiere esconder un grano… que sabemos que sigue ahí. Unas veces lo hacemos con acierto, otras renunciando a muchas ventajas. Y es que no siempre encontrarnos con vigas vistas es sinónimo de interiores rústicos, si no … que nos merece la pena crear ambientaciones y color como en el piso que vemos hoy.
Sin tener que renunciar a la altura del espacio, sin decidir cubrirlas, lo mejor es hacer de esta característica el detalle por el cual regimos y protagonizamos la decoración.
Un complemento que remarca la zona de estar y que de un color divertido y fresco, conseguimos aportar aun mas luz a esta vivienda de 62 m2 y de una concepción abierta.
Conviviendo en un lugar entre la cocina, una zona de trabajo, y como si nos abstrajéramos de las tendencias, las mezclas mas insólitas de materiales clásicos, de estilo vintage y mobiliario de unas lineas muy retro.
Todo sin duda, consiguiendo que el espacio se vea en su plenitud, sin perder la volumetria y sin renuncia a su luz. Francamente una mezcla ideal!!
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