Mereció la pena el esfuerzo de conciliación para acudir una vez más a ver a Palacio de los Deportes a Arcade Fire. Llegué al recinto sobre las 19.20h, todo ya sabido que habría artista invitado después del lío de la renuncia de Feist a continuar la gira por las acusaciones vertidas sobre Win Butler de acoso sexual.
A las 19.45h arrancó la fiesta de Boukman Eksperyans, que nos imbuyeron en ritmos caribeños tropicales, muy rítmicos, que durante varios momentos de su actuación me recordó a "I zimbra" de Talking Heads. La banda se basó en batería, percusionista, 2 vocalistas femeninas, 1 vocalista masculino (en plan más alborotador, como un Neville Staple de The Specials), bajo y guitarra. Dispusieron de más tiempo del habitualmente protocolario para un artista invitado, llegando a los 45 minutos. En ese sentido, quizás la actuación se me hizo un poco larga, con 10 minutos menos la cosa hubiera quedado más apropiada.Antes y después hubo un dj que también desde su situación en la isla central de escenario b, tuvo su protagonismo por los bailes que se marcaba. Evidentemente, su sesión de música estaba a alto volumen, con lo que era imposible hablar con tus compañeros de concierto; en este caso, a mi lado tenía a Mariano González y a nuestro amigo Luis Enrique. Pero eso no fue lo peor, lo peor fue cuando la organización, entre la última tanda de sesión del dj y el inicio de Arcade Fire, que arrancaron sobre las 21.25h, nos sometieron a una tortura supina de escuchar en loop el "Bolèro" de Ravel a un volumen ensordecedor; se hizo insufrible.
No hay mal que dure 100 años, con lo que a la hora ya citada aparecieron en escena los canadienses, con su formación más potente para los directos, en la que se recupera a Sarah Neufeld y su violín. Win empezó con uno de los puntos fuertes del último disco y que da nombre al tour "WE". Y es que la 1ª parte de "Age of anxiety" es un gran inicio de álbum y también lo es de show. Brilló tanto su primera sección, más emotiva y atmosférica, como su tramo final más bailable con Reginne Chassagne reclamando el protagonismo a las voces.Los inicios de show de Arcade Fire se caracterizan por ser bastante intensos. En esta cita no variaron el planteamiento y tras arrancar con una de las piezas más destacadas del disco protagonista de la gira dispusieron una potente traca enlazando cosas como "Put your money on me" de "Everything Now" o "Ready to start", que espoleó al público asistente, el cual registró una buena entrada en el recinto, pero sin llegar al lleno absoluto (de hecho, fuimos reubicados a una zona mejor a coste 0). También resultó muy efectiva en ese arranque "Neighbourhood #1 (Tunnels)" de "Funeral"; de hecho, Mariano me comentó pocos minutos antes que anhelaba poder escucharla y los canadienses parecieron no querer tardar en complacerle. Y a mí también, puesto que una de las que esperaba con ganas era "Afterlife", sin duda una de mis canciones para siempre de Arcade Fire, que sirvió para completar ese bloque tan férreo y potente de comienzo.Hablando de cosas poco previsibles, quizás las canciones menos esperadas de las que desfilaron por la noche fueron "Here comes the night time" de "Reflektor" y "Modern man" de "The Suburbs". Fueron bien recibidas en general, ya que entre el público de Arcade Fire no suele haber mucho curioso/despistado y la mayoría de los que vamos a sus giras somos personas de conocerse bien a fondo su obra. Lo que también sorprendió fue que del 2º lp, "Neon Bible", no hubo espacio para ni una sola canción; ya sabemos que un "No cars go", "Intervention" o "Keep the car running", siempre funcionaría bien, pero no lo tuvieron en cuenta para esta cita.
Parece ser que la banda en esta gira hace guiños locales en su repertorio, y muy sorpresivo fue que se arrancaran con una versión de The Clash de "Spanish bombs". ¡Toma ya! No estuvo mal, pero personalmente, más allá del guiño, que se puede agradecer, hubiera preferido que hubieran empleado esos minutos en lo que precisamente comentaré a continuación.Solamente sacaré un pero al concierto y es en lo referido al último disco. "WE" fue escrutado casi en su totalidad, y en el "casi" estuvo mi carencia principal. Como seguidor de la banda y también de Peter Gabriel, ansiaba escuchar "Unconditional II (Race and religion)", pero a medida que iba avanzando la noche, ya veía que no iba a ser posible. Quizás por que sea un dueto con Peter (que también tiene su tramo de voz principal en su parte final), no es una canción que se considerara para esta noche ni para ninguna otra de la gira (cosa que comprobamos en una página en la que suelen colgarse todos los setlist de las giras).
Del resto de "WE", quizás en el bis noté algo desubicada a "End of the empire", pero sí que funcionaron muy bien "Age of anxiety II (Rabbit hole)", "The lightning I" y "II" o "Unconditional I". La banda estuvo en escena casi 2 horas, en torno a hora y 50 minutos. No pusieron falta a "Rebellion (lies)" ni a "Wake up", como rutilante final de concierto, de "Funeral", resultando momentos memorables de la noche, como suele ser habitual. Las canciones título de "Everything Now", "Reflektor" y "The Suburbs" también fueron seleccionadas, y fueron ciertos momentos de meseta en la velada, pero sin bajar demasiado (evidentemente) el punto de emoción.En el capítulo de las habituales inmersiones de los componentes de la banda entre el público, Win hizo lo mismo que hacía 4 años y medio en "Afterlife", pero en esta ocasión Regine le dio réplica haciendo lo mismo en una agradable sorpresa que fue el momento que nos ofrecieron "Sprawls II (Mountains beyond mountains)". Ambos en cada uno de esos momentos se metieron entre el mar de gente para ir y venir del escenario principal al escenario b, el cual, por cierto, tenía como suelo un ojo que recreaba de alguna forma la portada de "WE".
Terminado el concierto, pudimos comprobar que esta vez el grupo no se marchó a tocar por las inmediaciones del recinto como en 2018 y aprovechamos para ir a tomarnos algo de comida turca, como es no muy lejana tradición, en la zona de la plaza de Manuel Becerra. Para este cierre de noche, solamente nos quedamos Mariano González y servidor, comentando lo satisfechos en general que quedamos de volver a ver a la banda y cayendo en la cuenta de que si seguimos siendo fieles en próximas giras, los canadienses serán posiblemente la formación que más veces podamos ver en nuestras vidas. De momento, nos siguen convenciendo. Tanto sus nuevos discos como sus propuestas en escenario. Así que, cuando tengan a bien volver por Madrid, muy probablemente haremos por volver a estar con ellos. Un concierto bárbaro que rozó la perfección y que no sabría decir si es el que más me ha gustado de los 3 que he vivido de la banda; esa elección siempre resultará difícil.