Cuando hay perfecta comunión entre grupo y audiencia en un concierto, la experiencia alcanza unos niveles de resultado realmente emotivos. Eso sucedió en el 2º concierto que Elefantes dieron la pasada semana en Madrid. El cuarteto barcelonés liderado por el carismático (y muy humilde en escena al dirigirse a su público) Shuarma, acompañados por un teclista que les ayuda a formar las atmósferas tan especiales del sonido de muchas de las canciones de la banda, se presentaba en la sala Joy Eslava tras más o menos 8 años de inactividad, para defender su nuevo disco “El Rinoceronte”.Llegamos puntualmente a la sala, a la hora indicada de apertura de puertas, para situarnos en buena disposición. Al tener la opción de situarnos en la 1ª planta, elegimos dicha oportunidad y por primera vez tuve la ocasión de ver un concierto en Joy Eslava en esa posición. Por nuestra zona había algún rostro conocido, como por ejemplo el actor Alfonso Lara (conocido por haber tomado parte en innumerables series de nuestra televisión) que estaba al lado nuestra apoyado en la barandilla.Elefantes salieron a escena puntualmente; no había teloneros, ni falta que hacían en una ocasión de reencuentro tras tanto tiempo como la que estamos narrándoles. A las 21.00h, rigurosamente, ni un minuto antes ni un minuto después. Para entonces el recinto estaba completo de gente deseosa de volver a ver a esta formación tras tanto tiempo separados. Personalmente, ya lo comenté en nuestro post promocional del evento, nunca entendí que el grupo se disolviera allá por 2006. Shuarma, al respecto, indicó que parece ser que fueron cuestiones de feelings entre los 4 miembros (sentían que algo se había roto entre ellos, según palabras del propio cantante del grupo), sin entrar en más detalles, que en mitad de la actuación tampoco venía a cuento profundizar más en este asunto; el día era uno de esos de celebración, lo cual transmitió el grupo sobre las tablas y la gente al acoger las 2 horas exactas de actuación.Se comenzó el set list con temas de “El Rinoceronte”, de hecho hubo un terceto de apertura bastante sólido del nuevo disco para abrir boca. En esos momentos, Shuarma iba muy sobrio y elegante, con traje negro, chaleco incluido, y a medida que fue avanzando el concierto, primero se quitó la americana y más tarde el chaleco para quedar con la camisa blanca bien abierta. La primera ovación tras el tema de apertura fue de pura congoja. El grupo paró para comprobar la emoción y ganas de la sala durante unos segundos, chequeando que había mucho anhelo de su experiencia en directo. Aquí debajo una fotografía de Hugo Toscano con la guitarra eléctrica y al lado Shuarma con la española.No se hizo mucho de rogar uno de sus grandes clásicos. “Que yo no lo sabía” sonó en 5º lugar del set list, con introducción de Shuarma poniendo de relevancia la importancia de este éxito en la historia de la banda. El público respondió a pleno pulmón el momento en el que el grupo cesó la interpretación para dejarles entonar el comienzo del estribillo. Quizás sea mi canción favorita de Elefantes (en todo caso, lo que sí es seguro es que es mi videoclip favorito, con ese cameo impagable de Eduard Fernández en el mismo) y por tanto para mí fue uno de los momentos más importantes del concierto. Nuestros videos grabados son una real lástima, pero, bueno, les dejamos insertado a continuación nuestra toma particular de “Que yo no lo sabía”, para que se hagan una irregular idea.El escrutinio de temas elegidos para el concierto no dejó lugar a sorpresas y por tanto los barceloneses no se olvidaron ninguno de sus grandes hits, insertándolos de forma muy proporcionada a lo largo de la actuación entre los temas de “El Rinoceronte”. Respecto al nuevo trabajo, hubo 2 canciones que de primeras escuchas me han agradados bastante. Son de las que abundan más en el lado emotivo. Una fue “10000 formas”, que sonó cerrando el terceto de apertura del show y por otro lado “Momentos”, que fue la encargada de poner el punto y final definitivo, siendo un bis semiimprovisado (con petición de Shuarma de poder alargar un poco más la actuación ante el público enfervorecido que pedía a gritos una canción más). De hecho, esta canción la dedicó el grupo al malogrado exentrenador del FC Barcelona Tito Vilanova, que la misma tarde del concierto falleció víctima del cáncer que le asolaba desde hacía 2 años; hay que destacar la ovación sentida, sentimental y muy respetuosa del público madrileño cuando Shuarma realizó esa dedicatoria.
Hay que destacar mucho también el juego con el público que hizo Shuarma en “Cuéntame”, esta del disco “Azul”, regulando el nivel del sonido de los cánticos del público, pidiendo que cada vez fuera más bajo y susurrante el coro de la gente, mientras que el grupo tocaba de forma imperceptible; entre medias estalló algo así como un globo (cosa que pasó en varios momentos) y Shuarma teatralizó como si le hubieran dado un tiro, cosa que también resultó muy graciosa. La gente respondió en estos momentos a la perfección a las indicaciones del director de coro Shuarma. Dentro de los momentos notables y destacados de la noche, estuvo la interpretación de la cover de “Se me va”, que quizás supuso el momento de mayor entrega y pasión por parte de Shuarma en la actuación. La versión de “Se me va”, que como los fans saben se incluyó en “Azul”, fue de matrícula de honor. Por otro lado, aquí abajo un primer plano del bajista de Elefantes Julio Cascán.Del resto de temas de “El Rinoceronte” tampoco puedo hablar mucho, ya que fui mal fan y acudí al show sin haber escuchado el disco (me ha pasado con muchos grupos últimamente). Luis Felipe Novalvos, uno de nuestros valiosos tertulianos radiofónicos en la vertiente en las ondas de “Discos, música y reflexiones”, seguidor de Elefantes desde hace años y que junto a mi completó la corresponsalía de “DMR” en el concierto, me dijo que en primeras escuchas no le terminan de llegar las nuevas melodías, aún reconociendo que ha de concederles más tiempo y escuchas detenidas para emitir un juicio más justo y razonado.Como ya he dicho, Elefantes midieron muy bien las fuerzas y emociones del orden de temas a tocar. Por ejemplo, la mítica “Azul” sonó, al igual que la rumbera “Me falta el aliento”, mediada la actuación; de hecho “Azul” me atrevería a afirmar que en minutaje comenzó a sonar justo en el ecuador del concierto. Me sorprendió mucho que en el bis metieran seguidas “Somos nubes blancas” y “Al olvido”, del disco de mismo título que la primera de las citadas. Antes de tocar “Al olvido”, Shuarma jugó con el público que gritaba peticiones de temas a tocar. Indicó el cantante que alguien la había dicho entre el griterío; no me pareció oírla entre tantas voces, pero yo, internamente sí que la pedía, ya que es una canción que, al interiorizarla personalmente y readaptar su letra a ciertas circunstancias de mi vida, me llega muy dentro.El grupo se despidió hasta en 3 ocasiones, ya que hubo 3 bises. En una de esas ocasiones Shuarma dijo que habían vuelto para quedarse. En el 2º bis tocaron “Me gustaría poder hacerte feliz”, uno de los pocos momentos en los que el cuarteto se quedó sin su teclista y en el que el batería Jordi Ramiro dejó su puesto y dirigió al público a las palmas; abajo pueden comprobar el instante indicado.A mi no me faltó nada a oír en las 2 horas de concierto que Elefantes dieron. Si me pongo demasiado pijotero, quizás me hubiera gustado también escuchar el tema de apertura de “La Forma De Mover Tus Manos”, esa dolida “No me hagas llorar”; si bien es cierto, he de reconocer que la noche no estaba para un tema de esa factura. Luis Felipe Novalvos, la otra parte de “DMR” que asistió al directo, sí que echó de menos y de hecho gritó, curiosamente el cierre oculto del mismo disco al que me refiero, el tema “Tus manos”. No tuvo suerte y aceptaba que al ser una rareza, era muy difícil que sonara.Fueron 2 horas clavadas, reitero por última vez la duración, llenas de emociones. No había tenido ocasión de ver a Elefantes en su primera etapa de vida como grupo. Quien sí que los vio fue otro de nuestros tertulianos José Antonio Sánchez, en un concierto que el grupo dio en Valdemoro en 2005-2006, quizás (por lo que me ha dicho nuestro colaborador) uno de los más complicados de la historia del grupo, en el que tuvieron que sustituir a Melendi, ante un público muy hostil que no se tomó muy a bien el cambio de actuación y que la pagó con este genial cuarteto descargando su frustración de muy malas formas según me han comentado.José Antonio me puso de manifiesto la humildad de Shuarma incluso en esas circunstancias y es algo que pude constatar en escena el otro día. Shuarma es un tío que aparte del carisma que ya de por sí destila, se hace querer. Es muy hablador con el público y, salvo un momento en el que también con muy buen rollo exigió al público más entrega en esta 2ª etapa de la historia del grupo, resulta un tío humilde y agradecido. Los únicos momentos en los que frunció el ceño, fue cuando se dirigió al público sacando a colación al ministro actual de cultura, con el cual parece no estar muy de acuerdo en sus gestiones.Se notaba que el grupo disfrutaba con lo que hacía y que esta vuelta a la actividad responde a lo que sienten y no a otras cosas. Fue un gran concierto que dejó entre los asistentes la sensación de que 8 años no son nada y que ese periodo de silencio pareciera no haber existido; de hecho, de aspecto están prácticamente iguales los 4 Elefantes, lo cual acrecienta esa percepción. En directo están realmente bien. En estudio aún he de emitir un juicio razonado cuando me detenga a escuchar “El Rinoceronte”, más allá de las sensaciones que los nuevos temas me transmitieron en el directo. Es una gran noticia que Elefantes hayan retornado y con este buen brío. Termino agradeciendo a Pablo Camuñas de Promociones Sin Fronteras que haya tenido en cuenta a “Discos, música y reflexiones” para poder informarles de este concierto de la gira del retorno de Elefantes, una banda que admiramos desde hace ya muchos muchos años.