El pasado 29 de mayo fue un dia muy especial para mí: por fin, después de mucho tiempo, iba a volver a ver a los reyes del technopop. Me refiero al dúo formado por Vince Clarke y Andy Bell, es decir Erasure. Nadie como ellos han sido fieles a un estilo. Lo de Erasure es pop electrónico con mayúsculas; claro que esto les ha valido las típicas criticas de “siempre hacen lo mismo” y en parte esto es cierto, pero es que alguien lo tiene que hacer y nadie lo hace mejor que ellos. Veinte años han pasado desde la última vez que pude verlos en directo, se trató de la gira “Cowboy Tour” del año 1997 nada menos. En esa ocasión sería un concierto muy especial, pues además de disfrutar de Erasure, me lleve la experiencia de ver a otro de mis grupos favoritos Heaven 17, que fueron sus teloneros de lujo realizando un concierto de una hora.Multitud de recuerdos recorrían mi mente, habían pasado veinte años que no es poco tiempo. En ese periodo nunca tuve la oportunidad de volver a ver a Erasure en directo, parecía que existía una especie de maldición, siempre pasaba alguna cosa que impedía que pudiera viajar para verlos, ya que ellos difícilmente iban a venir a España, país donde son prácticamente desconocidos y que solo visitaron en una de sus giras (“Innocents 1988”). Eso sí, en todo este tiempo les he visto por separado: pude ver a Andy Bell en Madrid actuando en un festival que se organizó en la sala Riviera con motivo del día de la lucha contra el sida y en el que estuvieron también Astrud y Chenoa (menuda mezcla). Luego pude ver la reunión de Yazoo en 2008 a su paso por el Sónar de Barcelona y finalmente hace unos pocos años tuve la ocasión de asistir a un extraño evento donde Vince Clarke ejercía de dj celebrity en La Riviera y en el cual gran parte del público estaba en un estado de alteración química bastante preocupante; de hecho mi amigo y colega de “DMR” Víctor Prats salió escopetado a mitad del show aterrorizado ante la posible reacción de los trasgos allí reunidos que claramente estaban muy perjudicados por el consumo excesivo de sustancias ilegales.Resumiendo, por fin tenía la oportunidad de ver a Vince y Andy juntos. Esta vez la suerte se puso de mi parte y eso que desde el principio todo pintaba mal. Erasure publicaban este año un nuevo álbum de estudio, el muy aprovechable “World Be Gone”, su primer disco tras la celebración de sus 30 años en el mundo de la música. Sin embargo, esta vez no teníamos una gira convencional para apoyar el álbum sino que el grupo actuaría como invitados especiales (eufemismo para decir teloneros), de Robbie Williams en su gira “The Heavy Entertainment Show”, una gira europea con multitud de fechas en grandes estadios. Cierto es que para Erasure supone una oportunidad de promocionarse ante grandes audiencias a las que no tienen acceso desde hace muchos años, pero no es menos cierto que resulta decepcionante que después de 30 años de carrera la forma de dar a conocer tu nuevo trabajo sea ir de telonero de otro artista más popular. Supongo que teniendo en cuenta este descontento entre los fans del grupo, Erasure planificaron tres shows en el Reino Unido justo antes de partir de gira con Williams, además de prometer una gira en condiciones para 2018; se pueden imaginar que esos tres shows, que además eran en recintos no muy grandes, se vendieron en cuestión de horas y yo por lo tanto me quedé nuevamente sin la oportunidad de verlos.Es aquí donde entra en acción mi amigo Fernando Piris, que con buenos contactos en el mundo de Erasure se hace con dos entradas debido a la imposibilidad de una fan de asistir al concierto por motivos personales; esta fan (Carol) quería que las personas que disfrutasen estas entradas fueran buenos fans del grupo ¿Y qué mejores fans que nosotros? Parecía que por una vez los elementos se ponían a mi favor para ver por fin a Erasure, más aun cuando esta vez no me podían negar el permiso en mi trabajo, como suelen hacer para fastidiarme. Una vez en Londres fui muy bien acogido tanto por Fernando y Nieves como por Julieta y John. Me alojé en casa de los primeros en Haslemere, un pequeño pueblo cercano a Londres realmente bonito y agradable que posee incluso un centro de adopción de gatos que parece casi un hotel. Al día siguiente después de visitar una serie de jardines de ensueño (y de pesadilla para el que se tenga que ocupar de ellos) nos dirigimos a Londres, en concreto a la sala Roundhouse para asistir al concierto. Cuando llegamos al recinto ya había una buena cola de fans esperando con lo cual sabíamos que no conseguiríamos la primera fila, pero sí una muy buena posición con respecto al escenario. Esta vez no mire ningún setlist por adelantado, algo raro en mí, pues normalmente me puede la curiosidad y suelo buscar en internet repertorios de conciertos pasados, pero esta vez no lo hice, no quería saber lo que iba a tocar un grupo que hacia tanto tiempo que no veía y la verdad es que fue algo muy saludable que pienso hacer más a menudo en el futuro; mi única información era que en el concierto anterior habían tocado 25 canciones.El grupo que hizo de telonero de Erasure esa noche fue Isbar, un curioso trio con una cantante de potente voz soul al frente que hacia una combinación curiosa entre estructuras electrónicas y detallistas toques de guitarra eléctrica. Nada dados al baile y poco melódicos, pusieron un cierto toque oscuro en una noche que sería en general muy luminosa. En todo caso apenas estuvieron media hora, lo justo para crear interés por su música y no impacientar al público que espera a Erasure.Entonces llegó el momento, veinte años después volvía a presenciar un concierto de Erasure. Las luces se apagan y aparecen las dos coristas del grupo Emma y Val con ceñidos trajes oro y plata, tras ellas Vince Clarke con inmaculado traje, corbata y a continuación Andy Bell ante el aplauso de bienvenida del público vestido con un traje dorado y un sombrero que le daba un aire que me recordó bastante a Tino Casal. Comienza el concierto nada menos que con “Breath of life” perteneciente al álbum “Chorus” (1991), el grupo empezaba a base de hits y seguidamente le toco nada menos que a “Drama!”, uno de sus mayores éxitos ubicado en su famoso álbum “Wild!” (1989). La primera sorpresa de la noche vino a continuación rescatando uno de los exitos de su segundo álbum “The circus” (1987), se trató de “It doesn’t have to be” un tema que no tocan desde finales de los 80 nada menos.Como se puede ver el grupo abrió fuego con auténticos éxitos que obtuvieron una gran respuesta por parte del público, además se notaba que jugaban en casa y todos los que llenábamos la sala éramos acérrimos fans que nos sabíamos todas las canciones. Por fin después de estos tres trallazos llego un tema nuevo “Love you to the sky” single de presentación de su nuevo álbum y una de las pocas canciones bailables del mismo ya que “World Be Gone” es básicamente un álbum de baladas. En este tema Vince agarra por primera vez en el concierto la guitarra acústica mientras los sintetizadores lanzan las bases programadas. Vince contaba con dos teclados además de un micrófono por el que intento hablar alguna vez pero que no funcionó en todo el concierto.Después de este eurovisivo tema llega “Oh l’amour” de su primer álbum “Wonderland” (1986); es muy curioso como esta canción que en su día no tuvo mucha repercusión se ha terminado convirtiendo en un clásico imposible de retirar del setlist de cualquier concierto del grupo. Sin esperarlo comienzan a sonar esa especie de alarma sintetizada que anuncia el tema “Chorus”, que es sin duda una de sus canciones más robóticas e influenciadas por Kraftwerk, además de uno de sus grandes éxitos.Para descansar de esta continua lluvia de éxitos, llegan un par de temas del nuevo álbum. El primero es uno de mis favoritos, se trata de la pesimista “Oh what a world”, que enlaza perfectamente con el sonido frio de “Chorus”, además de añadir un toque oscuro poco habitual en el dúo. Nuevamente con Vince a la acústica y las maquinas funcionando de manera independiente, llega otro tema reciente “Just a little love”, el otro tema bailable (y tampoco demasiado) de “World Be Gone”, un tema simpático y con cierto optimismo más en la onda de lo que suelen hacer.A continuación vuelven los clásicos y claro no podía faltar “Blue savannah”, otro de sus éxitos más importantes y donde rozan la perfección del pop con sintetizadores. A estas alturas teníamos a un Andy Bell dándolo todo sobre el escenario y sudando la camiseta y a un Vince Clarke mucho más activo tras sus sintetizadores que de costumbre; de hecho, parecía encantado con sus nuevos juguetes y no paraba de añadir pequeños detalles a las canciones desde ellos.La siguiente canción es de una de mis favoritas del dúo, se trata de “In my arms” single perteneciente al álbum “Cowboy”, que tuvo un cierto éxito allá por 1997. Me trajo muy buenos recuerdos, ya que era una de las canciones clave de ese “Cowboy Tour” que fue en la última gira que los vi. No pensaba que iban a tocar este tema y mi sorpresa fue mayúscula; fue un momento realmente emocionante. Le siguió “Sweet summer loving”, un tema del nuevo álbum que según Andy Bell es su favorito y que curiosamente a mí me parecen un tema claramente de relleno, todo lo contrario que el festivo “Knocking on your door” perteneciente a su exitoso ep “Crackers International” (1988), que con sus nuevos arreglos techno levantó una vez más al público y demostró que a pesar de que ya tiene una edad, Andy Bell sigue casi con las misma ganas de baile que siempre sin perder un ápice de su carisma.Aun nos quedaban unos cuantos éxitos incontestables en la recámara y por supuesto no podía faltar la petarda “Love to hate you”, ni tampoco su primer gran éxito “Sometimes”; curioso que durante la interpretación de este tema Andy, acompañado de las coristas permaneciera sentado mientras Vince ponía los toques característicos de guitarra acústica de esta canción.Estaba claro que esta noche su nuevo álbum “World Be Gone” iba a ser el protagonista. Si últimamente el grupo pasa bastante de puntillas por las canciones de sus últimos trabajos, el hecho de que el pasado 29 de mayo fuera un concierto tan especial, tan enfocado a los fans, permitió que el grupo se concentrase algo más en sus últimas composiciones y en rescatar temas poco frecuentes en su repertorio. Llegó entonces mi momento favorito de su último álbum “Still it’s not over”, un tema emocionante y minimalista donde Bell nos avisa que la lucha aún no ha terminado y Clarke añade los elementos justos desde sus máquinas para crear un tema realmente memorable. En mi opinión de lo mejor que han hecho en los últimos años. Bell, con buen criterio, dejaba que la repetición del estribillo fuera cantada por las coristas, ya que era realmente difícil hacerlo tal como aparece en el disco, sin prácticamente espacio para coger aire.Como les cuento las sorpresas no faltaron esa noche y aun nos esperaba la recuperación del tema “Phantom bride” de su álbum “The Innocents” (1988), además de “Here i go imposible again”, un éxito menor de su álbum “Nightbird” (2005) que en la gira de ese álbum no fue interpretada y que ha sido estrenada en directo en esta pequeña serie de conciertos; que un tema que no tuvo demasiada repercusión tuviera tan calurosa respuesta es una prueba de que los que allí nos encontrábamos conocíamos bien la discografía del grupo. Y de un éxito menor volvemos a los clásicos del grupo como la enérgica y efectiva “Stop!”, la discotequera y pegadiza “Chains of love” o ese medio tiempo sublime que es “Always”, uno de los singles más exitosos del grupo (incluso en España).El concierto empezaba a llegar a su fin y lo hacía con temas nuevos como el que da título al nuevo álbum, es decir “World be gone”, un detallista tema atmosférico que ha sido elegido como próximo single. El grupo continuaría con la balada con cierto toque social “Lousy sum of nothing” para finalizar los temas nuevos con la sensual “Take me out of myself”, uno de los más logrados temas del álbum. Podemos decir sin duda que “World Be Gone” estuvo bien representado por ocho de los diez temas que lo componen, pero como era lógico para terminar eligieron uno de sus temas más populares: de nuevo Vince coge la acústica y empieza a sonar “Victim of love” que no podía faltar en el repertorio del grupo poniendo fin al concierto aunque, claro, todos sabíamos que eso no podía acabar así pues faltaba el que quizás sea su tema más popular “A little respect”, una de sus mejores canciones y sin duda un gran himno gay, que todos sabíamos que tenía que sonar sí o sí y que todo el público cantó junto a Bell desde la primera hasta la última letra.El grupo se despide y esta vez sí estábamos ante el final de un gran concierto con nada menos que 25 canciones en el que hicieron un buen repaso de su carrera. Como pasa siempre, habríamos cambiado alguna canción por otra, pero eso son gustos personales y teniendo en cuenta lo conservadores que han sido siempre Vince y Andy con sus setlist, no puedo más que estar agradecido porque se marcaron un concierto bastante diferente a lo que suelen hacer. El público todavía tenía ganas de más y seguía coreando “A little respect” mientras se desalojaba el recinto, algo que puede dar una idea de lo queridos que son Vince y Andy por sus fans ingleses. Como siempre que salgo contento de un buen concierto me intereso por el puesto de merchandising, sobre todo en busca del clásico “programa”, una antigualla que ya solo producen algunos grupos viejunos para el merchandising de sus giras, pero no había nada que se le pareciera; supongo que porque realmente esto no era una gira, sino tres conciertos sueltos antes de irse con Robbie Williams a hacer estadios por Europa. Con todo, me hice con una bonita camiseta que tenía la gracia de incluir muchos de los diferentes diseños del logo del grupo a lo largo de los años. También tenían el último álbum pero yo me había propuesto comprar mi copia en España ya que el álbum anterior “The Violet Frame” (2014) entró en la lista de ventas española en un patético número 100; pensé, para hacer la gracia, que si compraba mi copia en España al menos el nuevo álbum llegaría al número 99. ¿A qué no saben qué posición ha alcanzado “World Be Gone” en la lista de ventas española? No se lo van a creer: efectivamente, el número 99 y no es broma. Lo mismo ante este enorme éxito les da por visitar España. Si diera la casualidad de que lo hicieran, no se los pierdan.
Texto y fotografías: Alfredo Morales.